En nuestra tercera promoción de la antología de poetas expatriados hispanoparlantes en el Reino Unido, publicada por Equidistancias, tenemos las respuestas y una muestra del trabajo de dos poetas que provienen de un país que nunca se ha quedado corto en materia de poesía
María Eugenia Bravo-Calderara es poeta, narradora, exprisionera política de la dictadura chilena y exiliada en Inglaterra. Sus escritos han sido publicados en todas las lenguas europeas además del finés, el árabe y el tamil. Es autora de los poemarios Oración en el Estadio Nacional y Poems from Exile. La Casa del Techo Rojo, memorias, está por aparecer pronto en Chile. Es miembro del Taller de Literatura de la Memoria de las mujeres hispanoamericanas de Londres. En Chile la poesía que compuso siendo prisionera política hoy día está en exhibición permanente en los muros de los museos de la memoria.
Perdonadme Perdonadme estos dolores que recuento y que repito. Perdonadme estos cortejos funerarios, esta cárcel, estas prisiones, estos tormentos que yo instalo en la mitad de mis poemas. Perdonadme hermanos estos recuentos. Sucede que desde entonces, yo soy memoria. El árbol Resulta que el hombre más alegre del mundo, es un hombre verde. Es un árbol primaveral con tendencia solar y de veranos. A veces le vi dorado y otoñal, pero jamás triste pues no tiene vocación de inviernos. Bajo su generosa copa y cerca de sus pródigas manos extendidas, La gente se agrupa para gozar del amor que se derrama. Por eso para mí también, fue imposible no amarle. Preguntas Quién soy yo, además de esta pseudosombra que balbucea en otras lenguas, además de esta figura mal parada que oscila en el espacio y se tambalea? Quién soy yo, ahora que poco a poco la memoria me desdice y me cortan los caminos todas las fronteras de la tierra? Quién soy yo, además de un cierto indeciso candidato a ministro de la muerte, a contadora de tumbas que no estén en ningún cementerio? Cierto temor Hay cierto temor en el ojo de las cosas, un temblor en sus voces de madera, impenetrables sólo se acercan a sí mismas, y permanecen estables, pero riéndose. ¡Así de malas pueden ser las cosas! ¡Ojo! El último árbol Con rigurosa exactitud voy respondiendo a las pocas cartas que aún me llegan. Con rigurosa exactitud considero los temas, Ios diálogos que podrían haber sido si en lugar de cartas pudiéramos haber hablado. Con rigurosa exactitud me extiendo por ellos, y voy diciéndome lo que nadie nunca oirá. Con rigurosa exactitud van así naciendo nuevos diálogos, nuevos temas, ramas mayores de comunicación que no será. Y así de pronto crece, esta entero ante mí, el implacable árbol de la soledad.
***
Entrevista a María Eugenia Bravo-Calderara
Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas, o la ingeniería?
Hay un cliché que dice que la poesía es un alimento para el alma y este alimento no produce ganancias materiales sino espirituales; y resulta que es muy necesaria. Ya así lo reconocía por allá por los años setenta – cuando nuestra América del Sur se pobló de dictadores y de masas huyendo hacia el exilio – me parece que fue Galeano quien decía que quienes marchábamos hacia el exilio lo hacíamos llevándonos todo lo que considerábamos nuestro e importante y eso incluía ‘a nuestros muertos y a nuestra poesía’ porque ‘no queríamos que nada ni nadie de lo que nos era o es querido quedarse atrás.’ ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: la poesía ayuda a vivir.
De estas tres versiones sobre poesía -¿cuál te quedas – si te quedas con alguna y por qué o por qué no?
José Emilio Pacheco: Oficio de poeta.
Ara en el mar / Escribe sobre el agua.
Juan Gelman: Sobre la poesía.
Habría un par de cosas que decir / Que nadie las lee mucho / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.
Octavio Paz: La poesía es un conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior; la poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito. (Extracto del comienzo de El Arco y la lira).
Me quedo con la poética revolucionaria que es tanto ejercicio espiritual como sanador, a la vez que, pan divino para todos aquellos que la consumen en sus diversas formas. No hay una sola poesía; sus formas son variadas, ella aparece en las canciones que escuchamos por la radio o la televisión, está inserta en el folklore de las naciones, y ella está íntimamente ligada a los mitos y leyendas de los pueblos y en la actualidad se la puede encontrar en las rimas que los raperos con tanto gusto lanzan al aire en las calles, llenas de una muchedumbre ansiosa de palabras, belleza y sentido.
¿Cuál es/son el/los prejuicios o el/los malentedido/s que existen sobre la poesía que más te molestan?
El prejuicio que más me molesta es la creencia de que tanto la poesía como los poetas no servimos para nada. La idea de que un/a poeta es incapaz de desempeñarse como un/a administrador/a de empresas o en cualquier profesión ‘seria’, me saca de quicio. Me irrita profundamente. Soy poeta y por un cuarto de siglo me desempeñé como profesora y por otro cuarto más trabajé como gestora de empresa. Ambas actividades pagaban las cuentas, pero la poesía que me acompañaba en mis momentos de íntima soledad -esa donde uno se encuentra con uno mismo – esa poesía me permitía seguir siendo en un mundo que demasiado a menudo me enviaba contrariantes señales; dificultades de esas que retuercen el alma – una dictadura que te quiere asesinar – y desmejoran el cuerpo – tortura en un campo de concentración, – y luego un terror que te saca a un exilio y finalmente, un tener que aprender a vivir en un universo prácticamente desconocido en el cual no todos te hacen sentir bienvenida.
¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es feliz?

Ya veo para adónde va esta pregunta. Hubo una época en que se creía que una condición sine quanon para ser poeta consistía en pasar por el necesario sufrimiento. El poeta para ser tal debía graduarse en el conocimiento y en el sentir de toda clase de penurias. Como consecuencia de lo anterior existía la creencia de que un poeta tenía que ser necesariamente un individuo triste. Hoy día nada de eso es relevante. Solo hay que tener algo que decir y unos imperiosos deseos de comunicarlo. Claro que eso que queremos comunicar para que resulte hermoso o poético tiene que pasar por una criba donde la magia del arte grabe su impronta, sus sellos transformadores de palabras y ‘voilá’ he aquí que ha nacido algo precioso y si me permiten también ‘útil’ para la humanidad.
En tu creación poética ¿Qué prevalece más: una idea, la imagen o el uso del lenguaje?
Creo que todos estos factores cuentan y pesan lo mismo, sobre todo si uno desea ‘escribir buena poesía’. Aunque también la situación puede cambiar según la idea que se quiera transmitir. Porque si se trata de un panfleto, de un poema que defiende a rajatabla una idea y se desea que aquel escrito llegue a la mayor audiencia posible, entonces puede que las ideas predominen sobre las imágenes y los recursos poéticos. No caben dudas de que el panfleto empobrece la poesía. Pero, a veces es necesario.
Bien puede que no sea tu favorito, pero ¿qué poema – y de quién – te hubiera gustado haber escrito?
Me habría gustado muchísimo ser la autora de un poema que escribió la poeta chilena Marjorie Agosin. Se titula La parte más increíble. Es un poema muy sencillo, pero, que describe perfectamente esa sorpresa que nos causara a las personas demócratas durante la dictadura chilena, el descubrir que entre nosotros, había personas iguales a nosotros, que se deleitaban en la quema de libros, la tortura y la matanza de cientos de ciudadanos y ciudadanas inocentes. Pero, mentiría si digo que este es el único poema que más me gusta. Crecí leyendo a ese mujer gigante de la poesía que es Gabriela Mistral y de ellas se quedó a acompañarme su cadencia, el cantar del castellano en su poema ‘Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar, / Rosalía con Ifigenia, y Lucila con Soledad…./ Pero ninguna ha sido reina / ni en Arauco ni en Copán…’ Es más, también adoro, entre otras cosas, la poesía épica que puede pertenecer tanto a un Homero como a un Neruda, autor de El Canto General donde encontramos joyas literarias que nos dicen por ejemplo, que ‘la sangre toca un corredor de cuarzo’ y que de ahí, de ese corredor en el centro de la tierra como una ‘piedra’ nace el héroe mítico, un Lautaro vengador, que lucha contra la dominación española hasta ‘apagar’ su sangre, y que ‘sólo entonces,’ este héroe portentoso, en ese momento, ‘es digno de su pueblo’. En esta poesía a mí me parece que resuena la voz homérica de una época donde los dioses del Olimpo aún transitaban por la tierra y que de una manera oculta avivan y alientan esta poesía épica de la gesta de la Independencia de Chile. Y mi amor por la poesía no concluye allí: hay un poeta norteamericano que en mi juventud me robó el alma. En un poema suyo me dijo que éramos amigos y se quedó a vivir conmigo. Como compinches que somos me ha acompañado en las horas más negras de mi vida: se trata de Walt Whitman.
¿Cuáles son tus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?
No tengo palabras favoritas aunque hay algunas en nuestro idioma que casi me seducen con sus sonidos que pareciera que llevan consigo una música oculta como la palabra ‘cántaro‘ o algún perfume escondido como el que invocan las ‘lilas.’ Tal como decía, no tengo palabras favoritas, pero adoro mi idioma castellano, tanto el actual como el antiguo. Me habría gustado que jamás una palabra castellana hubiese caído en desuso, pero eso ya lo sabemos es soñar …
Xaviera Ringeling no es ajena a las páginas de nuestra revista. Es de nacionalidad chilena aunque nació en Paraguay y reside actualmente en Londres. Estudió filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente completó un maestría en Estudios Medioambientales en University City London. Es precursora del colectivo poético Poesía Pandémica y participa activamente en el taller Greenwich Poetry Workshop. Su primer poemario, La oblicua luz de la tarde, fue galardonado con el XXXII Premio Voces Nuevas de la editorial española Torremozas, fue publicado por la misma editorial y en la antología Leyendo Poesía in London. Su primer libro de poesía, Alba, fue publicado por El Ojo de la Cultura en Londres en 2019.
Distancias
asirme a tu piel
para combatir insomnios
anclados en el nervio ocular batido
para aplacar en tu calor
mi anochecer de crecientes palpitaciones
y la distancia entre el plexo solar sintiente
y todas las pieles amadas
Londres
tu maza gris
deviene aeropuerto continuo
del azul
deviene escalera mecánica
circular
Mañana
en el desvarío de mirar todas las ventanas hasta
Cannon Street
y de bailar con las sombras en cada cuarto
solitario
cada historia cada carencia y secreto placer
contra el vidrio
cada vida reflejada en la propia
hasta que el tren divida el Támesis
hasta que el flujo que nos une nos separe hasta
Mañana
En terreno ajeno
reina la carencia de sueño y la infalible torpeza:
ilimitada capacidad para el error
que nos mantiene la carne delgada
permeable sobre los huesos
y hay doscientas tragedias
para humedecer días soleados
hay un dolor distante-presente
un aluvión sempiterno en el lugar
donde habita la palabra –familia–
la pérdida se repite se renueva allí
desde esta isla de menguantes garantías
a miles de kilómetros de distancia
suavizamos culpas con modestas transferencias
electrónicas
Esperando
mi
temperamento
se golpea
contra las
doscientas
cincuenta y tres
paredes
de otro día
contando
dígitos
esperado
el alud
allí en
la franja
entre mar
y cordillera
esa tierra
apretada
por donde
rueda
la pesada
piedra
de mi
pasado
Futuros desdibujados
sonámbulos futuros
en el desconcierto de ir rodando
la roca a ciegas
y esos deseos de ala corta
nuestros proyectos moribundos
lo que acaece ahora
soberana
es la pregunta
Tempestades de verano subcutáneas
ininteligibles tempestades de verano
qué quisiera yo
saber la respuesta a esta adultez
de insospechados caminos sobrepuestos
de ideales cautivos
de empeños carentes de semilla
Con o sin fruto
escuálido endometrio
vierte exiguas sangres
y el dolor el insoportable
tal vez sin propósito en mí
retorna hoy la sentencia
el usado discurso del patriarca:
una mujer sin hijos
no hay nada más triste que una mujer sin hijos
hembra yerma hembra sin ser — para ellos
he de ser — hembra yerma hembra sin ser
pero no sabrá mi progenie de qué luminaria
intestina he de crear yo la vida
no sabrán ellos que no tengo nombre
no sabrán que con o sin fruto
engendro la luz
De qué sirve decir adiós a esta hora
encuentros distendidos por suelos grisáceos
olvidados como las colillas de tus cigarrillos
en la nebulosa de tu omisión
paloma sucia de plaza –nuestra amistad–
extinguida de pronto como una plaga
de qué sirve decir adiós ahora
si mi dolor no te toca
mi mesa está puesta
y no llega nadie a comer
Sortilegio
el retorno
a aquel
sanguíneo
sortilegio de
cavidades ocultas
y una boca
sin dientes
ni lengua
que te sigue
que se abre
que te envuelve
que te traga
***
Entrevista a Xaviera Ringeling
Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas o la ingeniería?
La administración de empresas y la ingeniería –fundamentalmente prácticas y bien adaptadas a la economía de mercado– son útiles y necesarias en el mundo en que vivimos. Proveen a la sociedad y a los individuos una gran cantidad de bienes materiales (algunos más necesarios que otros) y son ocupaciones que tienden a garantizar cierto nivel de bienestar económico. Son caminos sensatos. Pero son insuficientes para verdaderamente vivir, en oposición a sobrevivir.
Los humanos tenemos dimensiones simbólicas, emocionales, espirituales que escapan al cálculo. Hay en la experiencia de vivir y morir consciente, un enigma que solo puede vislumbrarse a través del lenguaje del arte; pues en él se incluye lo indescifrable, el espacio vacío. Un lenguaje que permite abordar la infinita, compleja y rica vida emocional humana, es el de la poesía. Y por esto también es necesaria. Tal vez todavía más necesaria.
En cuanto a lo personal, yo nunca fui demasiado sensata. No, quise siempre hacer aquella pregunta que carecía de respuesta. Quise salir hombros desnudos a bailar bajo la tormenta y escribir con tinta versos sobre hojas empapadas que nunca podría releer. Quise hacerme del ser allí en el límite de mí y vivir cada una de mis emociones a la intemperie.
Estudié filosofía. Escribí versos a escondidas en todo trabajo que he tenido y nunca he sido especialmente buena para hacerme de las herramientas prácticas de la vida. Pero casi siempre me siento radicalmente presente y viva. He elegido un camino de cara al abismo, sumida en el enigma. He hecho de los versos la guarida donde puedo ser mis emociones y mis preguntas sin amonestamiento. Es en la poesía donde puedo ser auténtica; no podría ser yo, sin ella.
De estas tres versiones sobre poesía, ¿con cuál se quedan -si se quedan con alguna- y por qué o por qué no?
José Emilio Pacheco: Oficio de poeta
Ara en el mar / Escribe sobre el agua.
Juan Gelman: Sobre la poesía
Habría un par de cosas que decir / Que nadie la lee mucho / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.
Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito. (Extracto del comienzo de El Arco y la lira)
Las tres versiones son de alguna manera ciertas, pero me quedo con la de Octavio Paz, pues para mí en este asunto de poetizar hay algo sagrado. En la radical autenticidad que demanda el poema hay un develarse del ser; de nuestra terrible, hermosa y terrible humanidad. Hay un hacerse y deshacerse en el poema. Hay revolución. Hay creación de mundos nuevos y develación de aquello que palpita en las esquinas del quehacer diario. Los que habitamos el mundo abierto por la poesía vivimos los extremos del sentir y por eso somos elegidos y malditos a la vez.
¿Cuál es/son el/los prejuicio(s) o malentendido(s) que existe sobre la poesía que más le molesta(n)?
El primero sería que es cursi. Sí, hay mucha pseudo poesía extremadamente cursi, pero para mí no es realmente poesía. No cualquier texto en el que se develan sentimientos o cualquier escrito en verso (o en prosa) es un poema. Se requiere un elemento de autenticidad, una cierta calidad de las imágenes, un cierto salto en la calidad simbólica de las palabras, para cruzar el umbral donde un conjunto de palabras deviene poema.
El segundo es que no se entiende. La poesía no está hecha para ser entendida, descifrada, descuartizada de manera ordenada y racional. La poesía debe ser experimentada, sentida, escuchada en voz alta como música. La comunicación en un poema apela a toda nuestra percepción e imaginación. En la poesía hay ideas que buscan ser entendidas, pero las ideas por si solas (expresadas en lenguaje literal) no son poesía.
¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es felíz?
Si se trata de poder, se puede escribir un poema en cualquier momento y estado de ánimo. Hace falta, nada más, donde anotar, aunque sea en la pura memoria. Por lo demás, el deber no tiene nada que ver en este asunto de la poesía (y no aporta mucho en ningún asunto, creo).
En su creación poética, ¿qué prevalece más: la idea, la imagen o el uso del lenguaje?
En mi poesía prevalecen las imágenes. Las ideas y el uso interesante del lenguaje también están presentes, pero no son prioritarios. Creo que esto se podría decir de la poesía en general. Las imágenes son para los poemas; como los colores para los cuadros. Siguiendo esta analogía, el uso del lenguaje sería la pintura. Los poemas se escriben con imágenes construidas mediante un uso figurado del lenguaje (en oposición al literal) y esas imágenes pueden a su vez comunicar ideas. Yo sostengo que las ideas, por sí mismas, expresadas sin arte, sin un mínimo juego de lenguaje y sin ninguna imagen que abra un abanico de interpretaciones posibles, no son poesía.

En mi poesía prevalecen las imágenes. Las ideas y el uso interesante del lenguaje también están presentes, pero no son prioritarios. Creo que esto se podría decir de la poesía en general. Las imágenes son para los poemas; como los colores para los cuadros. Siguiendo esta analogía, el uso del lenguaje sería la pintura. Los poemas se escriben con imágenes construidas mediante un uso figurado del lenguaje (en oposición al literal) y esas imágenes pueden a su vez comunicar ideas. Yo sostengo que las ideas, por sí mismas, expresadas sin arte, sin un mínimo juego de lenguaje y sin ninguna imagen que abra un abanico de interpretaciones posibles, no son poesía.
Bien puede que no sea su favorito pero ¿qué poema -y de quién- le hubiera gustado haber escrito?
“Conjuro” de Gonzalo Rojas. Definitivamente uno de mis favoritos. Profundamente filosófico y casi tribal, tiene una cadencia magnética que envuelve. Al leerlo siento que en mí también habita ese “espíritu del caballo que sangra”. Es un poema sobre la pregunta, aquella gran pregunta madre de las preguntas, aquella pregunta sobre la propia e inminente finitud.
En “Conjuro” el poeta se enfrenta a su frágil biología al escapar apenas del atropello de un auto, evento que abre todas aquellas incógnitas que surgen de nuestro radical límite.
Habla de la vorágine de la rutina “del trabajo al trabajo, de un aceite a otro quemado”, de una necesidad de sentido ya no suplida por la religión “cuando Dios moraba entre nosotros antes”, del deseo como “hambre”, y como todo de esto nos aparta de nuestro ser “como el cuchillo a su cuchillo se aparta”. Ante este torbellino de incertidumbre, vacilación y perplejidad el poeta escribe: “a punto de estallar escribe, la hermosura, la figura de la Eternidad en la tormenta.”
Estos versos espejean de forma completa y precisa lo que es escribir para mí. Oh antídoto, cuna, fuente inagotable de sentido y magia, escribir para mi es ancla y rito sagrado.
¿Cuáles son sus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?
Es difícil elegir solo una palabra, pero en español tendría que ser “vientre”. La palabra tiene hermosa música con la sueve ve y el final filudo en “tre”. Tiene para mí el sentido de entraña, víscera, corporalidad y la vez de principio femenino y maternal. Alude en mi poesía también al hogar y a la guarida en su sentido metafórico, que puede interpretarse, a su vez, como contención, pertenencia, aceptación. Es una palabra cruda, visceral donde la rudeza convive con el aspecto suave; es una de aquellas palabras indómitas. Es el título de mi siguiente libro que cuenta la historia de cómo me forjé yo misma el vientre, en ese sentido amplio en que entiendo la palabra.
En inglés tendría que ser “forest” (bosque). Una palabra hermosa en la forma, en el sonido y en el significado. La forma misma tiene un medio protegido entre la efe y la te al principio y al final. La palabra me suena a viento o soplido que se frena con una pausa a lo alto de la te. Viene del latín “foris” que significa “afuera”. Indica para mí la cuna-vientre vegetal donde habita libre el espíritu, más allá de la urbe, más allá de la regla social, en aquel terreno ingobernable: afuera. Los bosques, para mí, son las verdaderas catedrales donde habita lo sagrado, por esto he dedicado mi vida profesional a la conservación de bosques y su biodiversidad.
Estos poemas están incluidos en Voces equidistantes, Antología de poetas latinoamericanos en Reino Unido que será publicada en Londres y Buenos Aires. Para más infomación sobre los títulos de Equidistancias y cómo publicar con ellos, pulsa aquí
Nuestra reseña del poemario Alba de Xaviera Ringeling puede leerse aquí