Una entrevista de Elena Chávez Goycochea

Ilustración de Jorge Maita


Jorge Pimentel (Lima, 1944) es considerado un poeta relevante en la literatura peruana por ser nada menos que el fundador del movimiento poético Hora Zero (HZ) y el autor detrás de poemarios como Ave Soul (1973) y Tromba de Agosto (1992). Su obra ha recibido numerosos elogios por parte de distinguidos escritores  como Roberto Bolaño y Pablo Guevara, quienes destacaron el carácter único, vital y renovado en la poesía de este autor. Baste recordar poemas emblemáticos como “Balada para un caballo”, “El lamento del Sargento de Aguas Verdes” o “Tromba de Agosto” para entender que el poeta sugiere, con total franqueza y un lenguaje transparente, otras formas de entender la poesía y la vida.

En una entrevista concedida especialmente a Perronegro,  Jorge Pimentel ratifica su compromiso con la poesía y, haciendo gala de esa vitalidad que lo caracteriza, nos cuenta la historia de la fundación de HZ, su visión personal sobre la situación del país  y su férrea voluntad de seguir escribiendo. A modo de despedida, el poeta nos concede el manuscrito de un poema inédito que aparecerá en la publicación de su próximo libro de poesía.

Jorge, hace poco más de cuatro décadas fundaste el Movimiento Hora Zero (HZ) junto a otros escritores y artistas.  Me gustaría saber qué los llevó a crear este colectivo. 

En el 70, nosotros escribimos el manifiesto “Palabras Urgentes”. Ahí dijimos: “Se nos ha entregado una catástrofe para poetizarla”. A partir de ahí, se puede decir por qué nace HZ: surge por la descomposición social que se vivía en esas épocas (los años 70). Había una degradación como la de ahora, donde todo es corrupto, en los gobiernos, con los fiscales. Todos roban y mienten. Es más, yo creo que no hemos cambiado nada. Es que este es un país donde la gente quiere hacer plata y punto. Eso lo vi desde el año 65 y lo veo ahora. Entonces, cuando nace HZ, estábamos en la misma situación. La catástrofe sigue ahí y, por lo tanto, nosotros seguimos vigentes.

¿Qué buscaban como grupo poético?

En HZ sabíamos que no buscábamos encontrar oro, diamantes ni riquezas de ese tipo. No buscábamos medallas ni recompensas de parte de ningún gobierno, porque la poesía va más allá de ese tipo de reconocimientos. Escribíamos porque éramos gente que vivió la urgencia de una nueva poesía y una nueva época. Por eso creemos que nunca fue más cierto que el movimiento HZ cerró el siglo XX y abrió el siglo XXI a la nueva poesía peruana y latinoamericana.

Hablemos un poco sobre los orígenes de HZ.  ¿Con quiénes nace el movimiento?

Un día fui a la Universidad Villarreal para ver mis notas y me encuentro con Juan Ramírez [Ruíz], el poeta que venía de Chiclayo. No teníamos más de veinte años. Vimos que a ambos nos habían desaprobado en un curso de Historia. Yo estaba cambiándome para el horario de la tarde y, conversando, nos fuimos a tomar un café. Desde ahí ambos descubrimos un ajuste en las mismas ideas. Justo los dos pensábamos lo mismo con respecto a la poesía y creíamos que teníamos otro punto de vista en comparación con la visión que se tenía entonces.

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Juan Ramírez Ruiz, Jorge Pimentel y Enrique Verástegui, 1970. Foto tomada de «Hora Zero: los broches mayores del sonido» (2009)

Luego nos trasladamos de la Universidad Villarreal (tomada por búfalos apristas) a la Universidad Cantuta. Ahí nos acogieron Juan José Vegas y Manual Velásquez Rojas, quienes tenían una imprentita y nos dejaron sacar nuestra primera revista de Hora Zero. En ese momento sucedió algo que no sucedía en otras universidades y que empezaría a cambiar el punto de vista de los grupos de poesía: la unión de gente de distintos lugares. Así fue cómo Juan Ramírez empezó a presentarme a otros poetas que venían de todos lados: Chimbote, Cuzco, Apurímac, Pucallpa, Piura, Callao, todos los departamentos del Perú.

Entonces, HZ nace de la unión de gente de todos los departamentos. Ya no veían al  clásico estudiante poeta sanmarquino, vestido de traje, queriendo imitar a Valdelomar o Vallejo. No. Vino, por ejemplo, Mario Luna y  trajo la picardía del puerto de Chimbote, eso que llamamos el “aputadramiento”, que se reflejaba en su forma de caminar y vestir. Luna trajo la blusa de mil colores del puerto chimbotano. Se acabó el poeta vestido en traje, porque en ese momento, en que todo Lima era hostil, ya no podíamos defender nada queriendo imitar a Valdelomar o haciendo las poses de Vallejo.

¿Quieres decir que HZ nace de la integración de peruanos procedentes de distintos lugares, y que eso contribuyó a crear algo propio y diferente?

Claro, HZ era una poesía más vital. No creíamos en falsas poses intelectuales. Cada poeta trajo su propio lenguaje, su propia vida, mitos, leyendas, su propia manera de ser y hacer. Por ejemplo, vino Juan Ramírez Ruiz desde Chiclayo. De ahí trajo su manera de ser del norte, su mirada, su silencio, sus dichos y su manera de hablar. Nos contó las problemáticas de Cayaltí, las haciendas del norte, los sindicatos, las revueltas. Yo aprendí de ahí.  Luego, de la selva, vino Jorge Nájar, que ahora vive en París, cuando en ese entonces vivía con sus cinco hermanos en una situación económica difícil. Él estudió, progresó  y ahora es un personaje importante. Pero, como te digo, ha sido gente que tenía como objetivo la poesía. No había envidia. De por sí ya nos sentíamos mejores desde que quisimos hacer una nueva poesía. Para eso analizamos toda la poesía peruana. Así nos dimos cuenta de que todo lo que vivíamos no se reflejaba en ese tipo de poesía anterior a la nuestra.

¿Qué faltaba en la poesía peruana? ¿Qué exigía Lima de ustedes?

Vimos que no había calle, no había combis, no había nada de lo que veíamos en la Lima de los 60 y 70. Además, los poetas de esa época tenían miedo de poner palabras. Por ejemplo, estaban caminando por la avenida Quilca y no podían escribir  “estoy caminando en Quilca”,  tenían que poner “estoy caminando por la Rua de…” o “veo llover maná del cielo”. Este tipo de cosas que no tenían nada que ver con lo que estaba pasando.

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Primera revista Hora Zero. Lima, 1970.

Entonces, ¿cuál es el punto de partida de la poesía de Hora Zero?

Como HZ queríamos partir del aquí: nuestro lugar, nuestros mitos, nuestro lenguaje urbano, nuestras historias personales…ser universales desde aquí. No ser universales con temas prestados, porque mientras unos poetas decían “más vale un desnudo griego que un cholo calato” o “más vale el río Támesis que el río Rímac”, nosotros preferimos al cholo calato y al río Rímac.

El poema “Balada para un caballo”, incluido en Ave Soul, ha tenido mucha acogida entre tus lectores. ¿De dónde surge este poema?

Un día saliendo a las cinco de la mañana del bar Palermo, pude ver a los lecheros y a los que limpiaban la ciudad con agua, entonces me sentí un caballo que caminaba por la ciudad.  Llegué a mi casa y no dormí. Me puse a escribir el poema.  Ahí hago un paralelo entre los aspectos de un caballo y un hombre. Y la crítica está ahí, a la sociedad consumista con alforjas de oro y plata.

¿Y el poema  “El lamento del sargento de Aguas Verdes”?

También. Al exsargento lo conocí en el Palermo, donde llegaba todo el mundo. Iba a encontrarme con el poeta Tulio Mora, pero no llegaba. Entonces se me acerca este señor que me pide un sol para su pasaje. Me dijo “soy el sargento de Aguas Verdes”, y yo le pedí que se sentara. Él me respondió “gracias, ¿puedo contarle mi historia?”. Y así me contó todo lo que recreo en el poema.

Por ese afán de escribir recogiendo voces de la calle, la crítica los ha tachado también de social realistas e, incluso, populistas ¿Qué opinas de eso?

No. HZ no era social realistas. Nosotros mismos éramos un partido político, sí, pero desde la poesía. Innovábamos y cambiamos las cosas desde ahí. Así nos enfrentamos a los partidos de izquierda de Sendero Luminoso y Patria Roja. Ellos querían que escribiéramos como el “camarada Gonzalo” quería. Nosotros no aceptábamos eso y nos peleábamos con ellos a patadas y puñetes, si era necesario. Patria Roja quería que escribamos según los moldes de Mao. Para nosotros eso no se ajustaba a la realidad. Nosotros deslindamos con toda la izquierda, hasta con la izquierda caviar. Nos movíamos solos. Tanto así que nunca un poeta de HZ ha ido a leer a Cuba. Eso jamás ha pasado. No nos querían.

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Manifiesto horazeriano escrito por Jorge Pimentel y Ricardo Paredes.

Nosotros, más bien, tuvimos que escribir nuestros manifiestos a escondidas. Cuando estábamos imprimiendo los manifiestos y veíamos que venían autoridades, teníamos que tapar las hojas con sábanas. Y si sabían de esos manifiestos, entonces paraban todo. Cuando salen los manifiestos, los dejamos en los quioscos del parque Universitario y nos fuimos. Luego sucedió que me tocaron la puerta de la casa, y era César Lévano que trabajaba para Caretas. Quería hacerme una entrevista. De ahí sucede una explosión de poetas. Te juro que nunca había visto eso. Nosotros tampoco estábamos en la Junta Militar que salió en esa época. Todo el mundo se adhirió: antropólogos, sociólogos, poetas. Pero nosotros no. En el manifiesto colocamos “estamos atentos a lo que sucede en el Perú”. Solo eso.

Preguntaré lo mismo que Roberto Bolaño en una carta que te envió el año 70 después de leer Ave Soul: ¿se plantearon el movimiento como una vanguardia poética y en qué niveles?

Sí, totalmente. Para eso comenzamos a hacer giras: Chiclayo, Chimbote, etc. Descentralizamos la poesía. Antes solo se podía ser poeta si eras de cierto grupo. Nosotros quisimos cambiar eso. Venían poetas de todos lados. Cuando nos reuníamos en cafés, no nos dejaban entrar porque éramos tantos que ocupábamos mucho espacio. Por eso decidimos mudarnos todos a una casa. Así nació la casa de la avenida Huancavelica, cerca de la iglesia Nazarenas. La casa era vieja, de quincha, con miles de cuartos como la casa Matusita. Ahí entramos todos, en bolsas de dormir, nos dividimos los cuartos: aquí los que hablaban de irse a Europa; allá los que hablaban de cine; allá los de teatro; y allá los de poesía. Todos hablábamos de arte nada más. Teníamos una alacena que llenábamos con lo que traíamos de todas partes: comida, atún, azúcar y ron. Pero nosotros no éramos hippies; éramos de la calle Huancavelica y queríamos hacer poesía diferente.

A propósito de Bolaño, tu nombre apareció dentro de su antología Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego. Once jóvenes poetas latinoamericanos (1979) ¿Ese fue el primer contacto con Bolaño y el infrarrealismo mexicano?

Claro. Como cuenta en el prólogo que me hace para Ave Soul, a él le llegan los libros.  Él era un líder en México. Y parece que alguien le dio mi libro, le gustaron los poemas y  decidió incluirme. Sin saberlo, compartía ciertos temas en común con varios poetas latinoamericanos.

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Poetas de Hora Zero. Lima, 1980.

Por lo que me comentas, Hora Zero se preciaba de ser un colectivo inclusivo cuyo núcleo estaba conformado por poetas de provincia. Sin embargo, ¿este sentido de inclusión se aplicó para la poesía escrita por mujeres?

Claro, por supuesto. Si revisamos Hora Zero: Los broches mayores del sonido, la antología que hace Tulio Mora, encontraremos que en las bases de HZ estaban presentes Lucía Ocampo, poeta Huancaína, que ya falleció, y Flor de María Ayala. Incluso María Emilia Cornejo, a finales de los 60, iba a la casa de Huancavelica. Además, en los manifiestos que publicábamos en periódicos también buscamos reivindicar a la mujer como poeta.

En sus manifiestos, afirman que cada poema debe ser capaz de transformar la sociedad. ¿Cómo se consigue esto?

Si he dado tantos recitales, notarás que es porque a la gente le gusta oír, lo disfruta. Por ejemplo, fui una vez a la Feria del Libro para presentar Tromba de Agosto, y estaba repleto. Al leer, notaba cómo a la gente le impactaban mis palabras. Es el choque que produce en los oyentes o el lector. Por ejemplo, en  “muerte ignorada” el poema termina diciendo “Carajo, estoy con la muerte, ¡contesten!”. Eso involucra a todos los oyentes. Exige que te solidarices. Esto es más efectivo y transformador que el poema social realista que dice “viva la revolución”. En cambio, yo estoy seguro que el poema integral por lo menos te hace pensar, te mueve. Por eso, como HZ, hemos dado más de mil recitales. En todas las provincias, en todas partes, parados en toldos, en puertos, en mercados. ¿Por qué? porque nuestra poesía está pensada en el otro, en solidarizar al lector con el otro. Esa era la transformación.

A propósito del poema integral, recuerdo que en el manifiesto “Palabras urgentes” propusieron este tipo de poema como el texto horazeriano por excelencia, donde lo más importante no es la tradición, el pasado, sino aquello que está ocurriendo, el acontecimiento: “las palabras, los poemas se han escapado de los estantes, de los libros, de las habitaciones: ahora caminan, viven en la calle, gritan, suda, se caen de nuestra boca, aparecen al momento de nuestras relaciones, en el acontecimiento que estalla sobre una avenida a las tres de la tarde…a cada momento acontece un poema”. ¿Esto era parte del proyecto de la neovanguardia?

Nosotros queríamos escribir sobre aquello que estaba siendo. Por ejemplo, planificábamos las giras “Hora Zero en Chimbote” u “Hora Zero en Villa El Salvador”. Nos íbamos a Villa El Salvador cuando solo era desierto y el lugar se encontraba en plena expansión. Eso estaba ocurriendo en Lima. Y cuando íbamos, la gente nos entendía, la gente del pueblo. En cambio, si hacíamos poemas panfletos (como muchos en San Marcos), diciendo “viva el proletariado”, nadie nos iba a escuchar. Era obvio. En cambio, con nuestros poemas sí podíamos entrar a dar recitales hasta en los sindicatos y nos escuchaban, porque nuestros poemas eran sobre el “otro”. Hacíamos esto, nos organizábamos para salir a las calles, porque, como sabes, la cultura es la vena de la revolución. Te pongo un ejemplo: Vargas Llosa organiza el Ministerio de Cultura para que nada cambie. Coloca a gente ineficiente y ¿qué tenemos? un Ministerio fantasma. Si ese Ministerio fuera eficiente, se vuelve peligroso para los intereses de los poderosos. Por eso, cuando fundamos HZ nosotros escribíamos manifiestos que se rebelaron contra estas cosas.

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Hora Zero en la actualidad |Foto: Maoli Mao

¿Qué es Jorge Pimentel sin Hora Zero?

Yo tengo dos actas de nacimiento: mi fecha de nacimiento y, luego, el manifiesto “Palabras urgentes” de HZ. Nací por segunda vez a los veinte años. Ahí fue mi verdadero nacimiento.

¿Qué le debe la poesía peruana a HZ?  

A Hora Zero la poesía peruana le debe muchas cosas, como las siguientes:

1. Hora Zero luchó con manifiestos, recitales y miles de polémicas públicas para que la poesía no fuese coyuntural.

2. HZ luchó para que la poesía no fuese social realista, es decir, para que no sea de militancia política de izquierdas; ni tampoco elitista, como lo propugnaban los intelectuales de derechas.

3. HZ descentralizó y democratizó la poesía peruana, alimentándose, principalmente, de autores de provincias.

4. HZ le dio un nuevo rostro a la poesía peruana a través de la creación del “poema integral”. A través de él, rompió con las barreras elitistas, puristas, líricas y coyunturales, de cierta tradición literaria que era conservadora o panfletaria.

5. Es con HZ que, por primera vez, la poesía peruana rescata al otro.  Ya no es una poesía del yo, sino del otro.

6. HZ desde hace 45 años no funciona como un club privado, sino como un movimiento de vanguardia abierto a todos.

7. HZ es una vanguardia porque es la palabra poética del futuro.

8. HZ propone un proyecto de lenguaje infinito, en el sentido de que siempre está buscando enriquecer y renovar el lenguaje.

9. HZ tiene una vida propia que va más allá de nosotros, porque la obra se sigue haciendo en la lectura de nuestros libros y en los nuevos libros que estamos escribiendo y publicando.

10. HZ ha construido una carretera que no pone ningún límite y tampoco es un dogma ni un recetario. Simplemente es un horizonte, una nueva visión de la búsqueda poética.

 Por último, hablando en concreto de tu poesía, me gustaría saber cuáles son las fases de tu proceso creativo, es decir, cómo llegas a terminar un poema.   

Creo que el ejercicio de escribir poesía es un proceso complejo y hasta misterioso para el mismo poeta. De hecho, este es el milagro de la poesía: mientras más información se recoge sobre el tono poético, más se aleja uno del poema final. Es que a la poesía le repele la información y el sentido común; por lo tanto, si bien es cierto que uno se tiene que informar en un primer momento, luego es mejor alejarse un buen tiempo de toda la información, los datos y los archivos, porque la poesía, en ese momento, te rechaza. Por eso creo que la poesía tiene caminos misteriosos que el poeta tiene que amar, respetar; sobre todo, es necesario saber esperar, ser fiel y tener fe a la posibilidad de ese nuevo lenguaje que nos está esperando.

Me comentaste que, durante todo este tiempo de silencio editorial, seguías escribiendo. ¿Piensas sacar a la luz una nueva publicación?

Sí. Tengo cuatro libros inéditos y sigo escribiendo. El libro que voy a publicar próximamente se llama Jardín de uñas, un poemario que reúne más de 100 poemas inéditos. Este libro es la continuación de Tromba de Agosto, pero con un  lenguaje distinto.

¿En qué se distingue Jardín de uñas de tus últimos libros de poesía?

Es diferente porque las circunstancias en que escribí el libro fueron muy distintas. Para empezar, Tromba de agosto  lo escribí recorriendo las calles: trazaba un mapa de las calles de Lima y me iba a pie durante horas mientras anotaba los poemas. Jardín de uñas, en cambio, nace del encierro.

Todo sucedió cuando, un día, caigo enfermo y el médico me recomienda guardar reposo cerca de un mes. Entonces me encerré, como un preso o un monje, dentro de un cuarto con mil hojas bulky y dos lapiceros Lucas Pens, y empecé a escribir sin parar. Brotaba la poesía como quien descubre una mina de oro. Así me nacían de dos a tres poemas por día. Eso fue en 1991. Han pasado caso 25 años de eso, pero no quería publicar.

¿Por qué esa resistencia a publicar de inmediato? 

Lo que sucede es que me encariñé con el libro. Todos los días lo sacaba, leía, releía y corregía. Era como sacar a pasear al poema. Era mío y lo veía crecer como un hijo. Pero sabía que cuando lo publicara, dejaría de ser mío y se convertiría en parte del mundo. Ahora, recién, está listo.

¿Cuándo será la presentación de Jardín de uñas y con qué casa editorial?

Espero que salga en julio de este año, en la Feria Internacional del Libro de Lima con Lustra Editores, de Víctor Ruiz.

Manuscrito del poema inédito «Naufragio e indagatorio por Jesús Sánchez Caldas»

Poema manuscrito_Pimentel completo

Manuscrito del poema inédito «Naufragio e indagatorio por Jesús Sánchez Caldas». | Foto: Jorge Pimentel