Por Mateo Duarte del Castillo

Su música ya trasciende los subgéneros del rock: una hibridización de metal, rock progresivo y punk que comenzó a sonar en la Costa Oeste estadounidense a finales de la década de los ochenta. Y con tan solo seis álbumes en más de treinta años, Tool ha logrado forjar una audiencia leal y multitudinaria no solo con sus canciones sino también la singularidad visual de sus vídeos en YouTube


Para Andrés: “I know the pieces fit”

Eran tiempos difíciles para el metal pues el trap y el pop prefabricado lideraban las listas y las disqueras nos querían vender como rock a esa boy band llamada Greta Van Fleet. Pero en 2019 ocurrió lo impensable; una banda de metal progresivo llamada Tool desplazó a Taylor Swift del Número Uno en iTunes y Billboard. Los que conocíamos a la agrupación desde los noventas celebramos a rabiar y por partida doble: se acababa la espera de trece larguísimos años desde su último larga duración y veíamos a la manicurada Taylor Swift morder el polvo.

Las nuevas generaciones empezaron entonces a preguntarse con hashtags #¿quiencarajosestool? Y la banda muy hábilmente a los pocos meses liberó toda su discografía en su canal oficial de YouTube.  Esta nota es entonces para iniciados y trata de responder a la pregunta ¿Quién es Tool?

Bueno, es una banda de Los Ángeles de metal progresivo con solo seis álbumes en su haber publicados a lo largo de más de 30 años, cada uno un mundo diferente; cada uno un universo, y cuando publicaron su tercer trabajo Aenima en 1996 (el mejor para mi gusto) su sonido y propuesta gráfica estaban ya más que pulidas.

En ese año todos los cantantes querían sonar como Eddie Vedder de Pearl Jam o Layne Staley de Alice in Chains, pero la voz de Maynard James Kennan -A Perfect Circle, Puscifer- es única. Ella “surfea” entre las oscuras distorsiones de la guitarra de Adam Jones, los bajos brillantes de Justin Chancellor y la tremenda percusión de Danny Carey. Es una voz con un estilo muy propio pero influenciada por Neil Peart de Rush

Sus canciones se mueven entre la crítica negra, en Aenima Maynard desea que a Los Ángeles se la trague el océano con todos sus junkies, actrices mediocres y seguidores de la Cienciología. Un humor oculto permea también su música pues hay canciones que incluyen extractos del mítico comediante ya desaparecido Bill Hicks, sin olvidar por supuesto el veneno de sus letras, Hooker with a Penis, y su explosividad musical.

Sus videos merecen un capítulo aparte. Tool es un cuarteto muy pos-MTV. Su estética musical y visual está a un eón de distancia y por ello han encontrado en el eclecticismo de YouTube su hogar natural. Para empezar sus integrantes nunca aparecen en ellos y en cambio nos muestran unas animaciones casi abstractas hechas por Jones, su guitarrista y quien trabajaba en efectos especiales para Hollywood, en colaboración con el artista sicodélico Alex Grey. Son vídeos que todos amamos pero pocos entendemos. A fin de cuentas, decía Picasso, el arte abstracto no es para entenderlo sino para suscitar emociones. Así que creo que esa es la mejor manera de ver esos vídeos: sentirlos sin caer en el pecado de querer analizarlos demasiado. Es solo una advertencia pues hay numerosos vídeos en YouTube tratando de explicar los vídeos de Tool.

Schism del álbum Lateralus, 2002

Con seis elepés en más de treinta años, no se les puede acusar de ser innecesariamente prolíficos. Así el hecho de que se tomaran 13 años entre su penúltimo trabajo, 10,000 Days, y el nuevo, Fear Inoculum, al parecer les ha beneficiado en poder abarcar dos generaciones de seguidores, por eso es común ver a padres e hijos asistir a sus conciertos. Esto significa trascender en el tiempo, asegurar nuevos jóvenes fanáticos y callarles la boca a los que aún creen que el rock ya está muerto. 

Por último, este grupo californiano ha sido para mí -como toda música que nos toca- no solo una educación sentimental y emocional sino también la banda sonora de mi vida por casi 30 años. Y a los foribundos fans de Tool tan solo les pido que no me arrojen a la hoguera digital por no haber profundizado más en su discografía.


Mateo Duarte del Castillo es artículista, escribe sobre música y ha trabajo en cine y medios audiovisuales. Reside en Bogotá, Colombia, y esta es su tercera contribución para Perro Negro