Por Reina Roffé

Considerado por muchos «el quinto» miembro del Boom. Un escritor polisémico y transcultural cuyos libros fueron prohibidos por el franquismo. Fue un autor proscrito y por ello se alejó todo lo que pudo física, intelectual y literalmente de una España que para él era asfixiante y llena de supercherías


Los hechos de una infancia vivida durante la Guerra Civil y de una juventud en oposición abierta al régimen franquista, signaron a Juan Goytisolo a un largo exilio. Buena parte de su obra refleja los conflictos que ocasionan el desarraigo y la transculturación. Su vasta producción literaria -compuesta por novelas, relatos y ensayos- parece brotar con inusitada fuerza al dictado del enfrentamiento político y de una pulsión dominante: hacer un ajuste de cuentas con la historia oficial española y con su literatura, indagando en las bases ideológicas y culturales de una sociedad que, en el siglo XX, permitió la instalación de un régimen opresivo durante casi 40 años.

Sus libros, escritos con un lenguaje polisémico, exigen una lectura atenta al hilo de uno de sus mayores logros: la eficaz amalgama de una escritura de tono poético con la descripción de un mundo sumergido en lo marginal. Durante el franquismo, el nombre de Juan Goytisolo no podía pronunciarse en la radio ni escribirse en los periódicos y su obra estaba prohibida. Era una suerte de proscrito. Esa reacción excesiva contra su persona suscitó en él una reacción, también excesiva, contra un país que lo apartaba, y del que él, de igual modo, deseaba alejarse.

De ahí que en Juan sin tierra hable de dos patrias: la histórica, asfixiante y llena de superchería; y otra, la de la niñez, pilar sobre el que se construye la vida, se encarama la memoria, se elabora el lenguaje –quizá la patria más íntima de un escritor. Por eso, la única regla moral que se le puede pedir a todo artista es, para Goytisolo, “que devuelva a su comunidad lingüística una lengua distinta, una obra diferente”, lo cual implica “una exigencia ética y, a la vez, una exigencia artística”. Siguiendo el ejemplo cervantino, el autor catalán intentó con cada libro derribar los códigos vigentes y, sobre las ruinas de sus sistemas, edificar una factoría literaria propia. De hecho, Cervantes representó para él una influencia decisiva que se manifestó con fuerza en su novela Reivindicación del Conde Don Julián.

“El episodio de las moscas en la biblioteca española de Tánger”, reconocía Goytisolo, “cuando don Julián, el héroe, entra y va aplastando las moscas en las páginas de los libros, cumple la misma función que el episodio de la biblioteca en el Quijote, expurgada por el cura y el barbero”, lo que equivale a introducir una fuerte crítica literaria en el corpus de la novela.


Reina Roffé es una reconocida novelista, cuentista, ensayista y periodista argentina. Bonaerense de nacimiento, ha publicado las novelas Llamado al Puf (1973), Monte de Venus (1976), El cielo dividido (1996) y Lorca en Buenos Aires (2016) entre otras. También es autora de Juan Rulfo, Autobiografía armada, Juan Rulfo, biografía no autorizada (2017) y Voces íntimas. Entrevistas con autores latinoamericanos del siglo XX (2021).