Por Teo Dunaljo

Para recordar que tragicamente ya llevamos cien días de un conflicto hasta hace poco inimaginable pero ahora con repercusiones verdaderamente globales; le pedimos a uno de nuestros colaboradores que enlistara diez memorable canciones rock antiguerra de este siglo. Nos envió once


No es exageración aseverar que el rock nació fundamentalmente como un movimiento cultural antibélico durante la fatídica intervención estadounidense en Vietnam. Así, mientras que dentro de la «land of the free because of the brave» se batían muchas batallas internas contra la segregación racial, la igualdad de género y la represión policial; la juventud acogía el rock como el lenguaje que supuestamente los separaría para siempre de un sistema político corrupto e indiferente ejercido por gobiernos paranóicos pero sostenido a la vez por sus padres. Mientras tanto los dos imperios de la posguerra apretujaban al mundo con sus músculos armamentistas y su diplomacia asimétrica, errática y caprichosa.

Por un lado se trataba de frenar el supuesto avance del comunismo cuando en realidad eran meramente el deseo de muchos de escapar de la asfixia financiera y la falta de autoderminación; mientras que por el otro estaba -y aún está- el credo inflexible de no permitir ningún tipo de disentimiento por miedo a un colapso que de todas maneras sucedió. Con ello, hicieron que una gran parte de sus ciudadanos viviesen en países que eran gigantescas prisiones domésticas.

Fue hacia finales de la sísmica década de los 60, la de la píldora anticonceptiva, la contracultura, la Alianza para el Progreso y los asesinatos políticos en Estados Unidos, cuando las baladas de los Beatles con la ayuda de la voz arenosa de Bob Dylan y las manos metalúrgicas de agrupaciones como Black Sabbath se transformaron en verdaderas inculpaciones a un sistema que por todas su imperfecciones, al menos sí permitía una crítica robusta e imaginativa. Es por esa razón que el rock no se dio en la Europa Oriental pero sí en Latinoamérica como bien lo dejó claro el documental de Netflix Rompan Todo.

Más de medio siglo después nos encontramos en una situación diferente pero a la vez con más de una similitud. El capitalismo se ha impuesto hasta en la China pero la dicotomía capitalismo-comunismo ha sido reemplazada por la de democracias disminuidas (Trump-MAGA-Johnson-Brexit-Bolsanaro) versus sistemas autocráticos (Putin-Xi Jinping-Erdogan-Maduro-Daniel Ortega). Y en medio de esa pugna épica pasamos de una permanente crisis climática a una pandemia global y de ahí a una nueva guerra europea. Una guerra con nuevo villano para Ocidente pero no necesariamente para el resto del mundo. Putin es tan peligroso como impredecible y sus anfetaminas políticas son el petróleo, el gas y los misiles nucleares. Lo preferíamos antes cuando se pavoneaba montando a caballo sin camisa y haciendo judo.

Con él, y otros, la amenaza nuclear lejos de haber desaparecido ha vuelto a erguir su fea cabeza. La Guerra Fría ha sido sustituida por un ataque incesante contra las democracias tanto por dentro como por fuera de ellas. Por eso he aquí una lista «actualizada» de once canciones antiguerras del rock compuestas todas de este lado del nuevo milenio. Y teniendo en cuenta que en el rock existen literalmente cientos de canciones antiguerra, el criterio de selección -como todo criterio- ha sido un tanto arbitrario. Primero se optó por temas compuestos en este siglo, que su mensaje siga siendo actual y con un carater más global que nacional. Otra consideración importante ha sido su capacidad de atraer a un público más amplio, su originalidad lírica, melódica y hasta visual, en el caso de si va acompañada de un vídeo. Por último, queda la inteligencia crítica de la canción y un gusto personal por el cual sería hipocresía disculparme.

Midnight Oil: No Man’s Land

Vio la luz en 2003 a manera de sencillo y como parte del álbum Gaia que fue una compilación hecha por varios artístas. Esta agrupación australiana ya se había disuelto cuando la canción salió al mercado. Aunque siguiendo las leyes newtonianas de las bandas de rock de hoy día, se han reagruapado casi quince años después. The Oils es una de las bandas más queridas de ese país soleado y descomplicado, y esta es una de las canciones más viejas de la selección. Su tema y su vídeo así lo demuestran. La canción está sostenida por una sección rítmica a dos guitarras y un banjo más la voz de Peter Garrett, que con urgencia, claridad y no poco lirismo, canta: «A war for some forgotten cause / because of some forgotten word / about something I’ve never heard. Un par de coros más adelante agrega: «Loveless Gods in Silence Stay / looking on in cold disdain.» Nótese el uso del plural «Gods». ¿Serán paganos los Oils?

The Black Angels: Young Men Dead

En este psicodélico quinteto texano hay reminisencias de The Doors pero con una energía y una percusión más propias de una banda de la Costa Este como The Velvet Underground. Es justamente una canción de estos, The Black Angels Dead Song, de donde ellos tomaron su nombre. Esta composición data del año 2006 y es la primera canción de su primer álbum, Passover. Con un título como Young Men Dead, la canción se presenta ya como un comentario contra esa carnicería de jóvenes que es toda guerra. La letra tiene tema de carga militar inminente, ataque y retirada: «Fire for the hills, pick up your feet and let’s go / Fire for real, shoot to kill with no aim…./ We did our job, pick up our speed let’s move.» Y tras la retirada, viene el momento de la reflexión introspectiva, «Hire only thieves to steal the thoughts from our heads.» Me pregunto si esa última línea realmente expía nuestra culpa ante el ramplón fenónemo del populismo. Lo otro es, el apocolíptico en mí diría que, inadvertidamente, la foto del vídeo bien puede ser un vaticinio de los efectos de la degradación ecológica.

David Rovic: The Ballad of The Cluster Bomb

Escrita hace veinte años para el disco compacto Hang a Flag in The Window. Su título, parece ser parte elegía y parte ironía; aunque a juzgar por la letra, más de aquella que de esta. En castellano a las Cluster Bombs se les conoce como «bombas de racimo.» Inventadas simultaneamente por Estados Unidos y la entonces Unión Soviética a mediados del siglo pasado. Inicialmente fueron diseñadas para usar armas químicas y cuando fueron prohibidas en la década de los 90 se readaptaron para parecerse a pequeños juguetes coloridos. Al utilizarse, se esparcen miles de pequeños fragmentos de plástico. La razón para usar plástico y no metal es que los cirujanos tardan mucho más en encontrar y extraer las piezas. Según David Rovic «Escribí la canción después de leer un artículo en el periódico sobre niños a quienes les estalló una bomba de racimo que estaba sin descubrir en un campo, en algún lugar de Bosnia, donde ellos estaban jugando.» Armonicamente, pertenece a ese gran género de canciones protesta del folk-rock cuya arma preferida es la guitarra acústica. Reminiscente, claro está, de Joan Baez, Crosby Still Nash y naturalmente Bob Dylan y su magistral Master of war.

Green Day: Holiday

Prosiguiendo con temas de comienzos de milenio, he aquí una banda cuya apogeo artístico, que no fue poco, coincidió casi exclusivamente con la impopularidad de George W Bush. Green Day es punk rock hecho en California, de ahí que la visión nihilista de bandas como Sex Pistols, no la de The Clash, quedara neutralizada por el sol de la costa pacífica. Holiday hace parte de su magnum opus, la denominada ópera punk rock American Idiot que salió al mercado en 2004, dos meses antes de la re-elección de Bush. Ese hecho ayudó a catapultar a Green Day como fenómeno musical a ambos lados del Atlántico. Con ideas que parecen haber sido tomadas de Tommy, la opera de The Who, American Idiot narra la historia de un ficticio Jesus of Suburbia y su vida en unos Estados Unidos gobernados por un mandatario idiota y populista, es decir un proto-Trump. Reste decir que la voz, la guitarra y la presencia de Billie Joe Armstrong is cautivadora. American Idiot es de lo más melódico que el punk rock jamás haya producido y el vídeo de Holiday, con su comiezo de dibujos animados a lo Alan Parker en The Wall y su coregorafía al final de la canción, es entretenido.

Bad Religion: The Empire Strikes First

Otra banda punk californiana y otro álbum del 2004. Bad Religion, al igual que Green Day, son testamento de que la longevidad de una agrupación no es exclusiva de los Rolling Stones. Este sexteto angelino lleva ya más de cuarenta años tocando juntos; todos ellos de la mano y la voz de Greg Graffin, un biólogo evolucionista que fundó y aún mantiene con vida su Bad Religion. Nunca han tenido el éxito de Green Day, pero sí parecen tener el corazón del lado correcto del esternón. El título de este tema, de su álbum epónimo, es en sí mismo toda una lección de geopolítica actual. Si no pregúntenle a los ucranianos, a los yemenies o a los afganos. La cubierta del álbum hace evidente esa aberrante contradicción estadounidense de creersen predestinados por Dios a ser los policías del mundo y por ende poder bombardear países con impunidad a menos que posean la bomba atómica. El verso inicial de la canción no se va con ambigüedades o sutilezas: «We strike first / and we’re unrehearsed / here we go again / to stage the greatest show on heaven and earth / come on, get your money’s worth.» Eso de montar el espectáculo más grande del mundo -la guerra- es una idea con la cual que los situacionistas franceses estarían totalmente de acuerdo.

Dar Williams: Empire

El tema del imperio es tratado aquí con suprema inteligencia poética y rítmica. Y no es para menos ya que esta americana del Estado de Nueva York es una de las mejores trobadoras de nuestros días. Empire es del larga duración My Better Self del 2005. Sin preámbulo alguno Williams va directo al grano: «Who’s afraid of the sun? / Who’d question the goodness of the mighty? / We who banish the threat, / When your little ones all go nighty-nighty.» Sí, ¿quién le teme a sol y quién inquiriría sobre la bondad de los poderosos? Las letras de Williams son sutilmente intrincadas y si su voz no tiene la indignación de la de algunos punks, al menos sí tiene – y en abundancia- una innegable inteligencia lingüistíca acompañada de unas melodias gentiles y acogedoras. No solo eso, en sus composiciones hay también una marcada ironía que casi linda, pero no del todo, con el sarcasmo. «Some would say that we forced our words / and we find that ingenuously churlish. / Words are just words. / Don’t be so pessimistic, weak and girlish.» Lo que sí es mala educación –churlish– es asumir, sin cuestionar, que las palabras son solo sonidos al aire y que los mensajes de alguien como Dar Williams pueden obviarse. El vídeo está hecho de imágenes propagandísticas imperiales que son una breve lección de historia.

Hugo Race and The True Spirit: Essential Serbo-Croat

Este es el único tema totalmente experimental e insrumental. Hugo Race es un compositor vanguardista australiano quien en varias ocasiones ha colaborado con ese otro expatriado australiano, Nick Cave. Es una melodía que mira hacia el siglo pasado. Data del 2005 y Race la compusó a manera de conmemoración de los diez años del fin de la Guerra de Bosnia que significó la fragmentación de Yugoslavia, tras la caída del Muro de Berlín. Es por ello que dentro de los acordes un poco disonantes se pueden escuchar melodías asociadas con la cultura musulmana, que durante esa guerra fue la cultura agredida por Serbia y Croacia. De nuevo, las imágenes que acompañan al vídeo cuentan por si solas una historia oprobiosa y ya un tanto olvidada.

Pagoda: War Zone

Debo confesar que War Zone me fue sugerida por Juan Toledo antes de hacer la compilación para esta nota. Desconocía por completo a Pagoda, en parte se deba tal vez al hecho que la banda como tal ya no existe. La agrupación tuvo su génesis en el mundo cinematográfico de Gus van Sant, durante el rodaje de Last Days. El asesor musical de la película era Thurston Moore de Sonic Youth. Michael Pitt quien es más conocido por su carrera fílmica que musical, estaba trabajando con van Sant y a petición de este le mostró algunas de sus canciones a Moore quien quedó tan impresionado que le ofreció un contrato al joven canta-actor. Lo excepcional de War Zone es lo atmosférico que es. Sus tonadas no son del todo métricas pero tienen un aire mántrico e hipnótico como si la voz de Pitt fuese el oráculo de una deidad menor. Es un tema que tras escucharlo varias veces «crece en ti» para referirnos a una expresión muy usada en inglés.

Sleater Kinney; Combat Rock

De Portland, Oregón, he aquí otro ejemplo donde la calidad de lo que se canta está no solo a tono con lo que se interpreta musicalmente sino que hasta resalta y complementa la singualaridad del tema y sus diferentes cambos de ritmo. Combat Rock, cuyo nombe ya estaba asociado con otra canción de The Clash, es una composición original del trio femenino Sleater Kinney. Puesto en el mercado un año después de 9/11, fue el séptimo corte de One Beat, un larga duración que tuvo la osadía de cuestionar al gobierno de George W Bush y su guerra en Iraq cuando hacerlo era visto como un acto de traición patriótica. Las letras de la canción constituyen un manifiesto a la disidencia: «Where is the questioning? / Where is the protest song? / Since when is skepticism un-American? / Dissent’s not treason but they talk like it’s the same / Those who disagree are afraid to show their face.» Lo mejor de Sleader Kinney es su versatilidad sónica. Muchas de sus canciones son montañas rusas musicales. Ellas pasan de un acorde rock a un coro pop y luego a uno punk para concluir con una melodia de surf rock o con algo totalmente indie. Carrie Brownstein y Corin Tucker son ambas guitarristas netas y se complementan interactuando todo el tiempo. En Combat Rock comenzamos con la voz de Brownstein como si marchásemos felices a un cambio de guardia cuando de repente Tucker nos interrumpe con la urgencia de una mezzosoprano que lo único que quiere es emboscarnos para advertirnos que no todo está bien. Y más allá de esta canción debo advertirles que estas mujeres en concierto son feroces. Totalmente recomendables.

A Perfect Circle: So Long and Thanks for All the Fish

No solo es el único vídeo original que no podemos mostrar sino que también es la única canción de esta breve antología rockera que trata sobre el tema de una posible hecatombe nuclear. El vídeo no puede ser mostrado fuera de YouTube dado que las imágenes son deliveradamente grotescas. Es como si hubiera sido dirigido por Voltaire bajo los efectos de un mal viaje de acido lisérgico. El tema, las letras y el vídeo original -no el usado aquí- forman todo junto una mezcla un tanto incongruente. Para empezar es una balada rock con el típico crescendo de voz y una guitarra lacónica mientras la percusión marcha. No es una mala canción, lo contrario. No obstante, es un himno rock, es decir una elegía a nuestra propia torpeza e ineptitud política. Las letras, llenas de imágenes dispares, no esclarecen mucho. El primer verso dice: «Time is money and money’s time / We wasted every second dime/ on diets, lawyers, shrinks and apps, and flags and plastic surgery / Now Willy Wonka, Major Tom / Ali and Leia have moved on / Signal the final curtain call in all its atomic pageantry.» Maynar J Keenan -algunos lo reconocerán por su vinculación con Tool- con su pulcra voz de contra-alto debió de haber escrito otro tipo de canción. No entiendo lo que Keenan quiere decir con «pompa átomica» pero hubiese preferido que lo gritara -en vez de cantarlo muy melodicamente- y con una banda punk de la Costa Este.

Pussy Riot: Chaika

Existe una Rusia que no es la de Putin y de quienes lo apoyan. Cualquier agrupación que se mofe del premier ruso y su «glorioso» ejército merece estar en esta lista. Y el punk, -¿qué otro?- es el género musical par excellence para emitir esa afrenta.


Teo Dunaljo es crítico, y escritor radicado en Birmingham. Ha publicado en revistas como Crónica Latina y ahora Perro Negro. Es autor del libro de relatos No dejes que la luna salga.