Por Claudia Jaramillo 


 

Sábado 27 de febrero

Un día antes de la entrega de los premios Oscar, en las noticias colombianas todo es  patriotismo. Hablan del cine nacional con la bandera izada y de la gran promesa del país, y quieren que nos sintamos más colombianos porque es una oportunidad única, histórica y blablablá. A mediados de enero se dieron a conocer las películas nominadas a los premios Oscar y fue entonces cuando empezó el revuelo en torno a El abrazo de la serpiente de Ciro Guerra, primera nominación colombiana -en la historia- a los premios más mediáticos de la industria del cine mundial. Dicha nominación supone enfatizar el buen momento que atraviesa el cine colombiano. Aunque la buena salud no se demuestre en las salas de cine.

Todo es felicidad aunque Colombia siempre ha vivido de espaldas al amazonas y a las culturas indígenas; incluso el presidente de la república comulgó con el entusiasmo desde su tribuna de Twitter «¡Maravillosa noticia para el cine colombiano» y anuncia, cómo no, su apoyo económico a la promoción de la película en Hollywood.

Domingo 28, día de la gala

Los periódicos llegaron con la película en portada, los noticieros abren con la nota sus emisiones de medio día y de noche y dicen que «caminan los peldaños hacia la cúspide», y dicen que «la cima más alta del cine colombiano», y dicen que Ciro «ya está entre la élite del cine». Nos hemos levantado, desayunado, almorzado y vamos teniendo nuestra propia sobredosis de ciroguerrismo, vemos cómo la simple nominación -menudo anglicismo- es ya un triunfo vendido, arriba la bandera.

Los canales de televisión hacen sus emisiones en directo desde la plaza de Río de Oro, donde nació el director, lugar en el que todo está listo para saltar de júbilo cuando anuncien los ganadores en la categoría de mejor película de habla no inglesa, «la categoría que tiene en vilo al país». Mientras tanto, en la alfombra roja don Antonio Bolívar va haciendo el indio.

Mientras veo la ceremonia pienso en que no he visto ninguna película de las nominadas. A mí me gusta mucho el cine. De esta ceremonia sabía que había una película colombiana -con tanto escándalo cómo no iba a saberlo- y me había enterado casi de casualidad de lo del corto de los chilenos, Historia de un oso, que salió ganadora en su categoría, pero viendo la ceremonia me enteré que sí había visto una película, Cartel Land en Ambulante, y eso me sacó una sonrisa, algo sabía de todo esto.

Y de tanto oír al presentador decir que estábamos a pocos minutos de tener el primer Oscar colombiano, ya me estaba yo metiendo en el cuento del orgullo patrio. Pero nada pasó, a otra cosa mariposa. También hubo reacción del presidente que, a todas estas, todo lo dice por Twitter: «Gracias a El abrazo… por revelar al mundo la magia del Amazonas ¡Histórica nominación y reconocimiento a cine colombiano!».

Lunes 29, la resaca

A las 7:05 minutos exactos de la mañana las noticias abren su emisión con un: no se pudo pero «queda la esperanza de que sea la antesala para una mirada exterior a la industria nacional». En Facebook veo más comentarios sobre el escote de ‘La Toti’, Sofía Vergara, que sobre la película. Hago un breve recorrido por la prensa para ver cuántos afamados críticos nacionales acertaron en las apuestas y el resultado es un desastre. El resto de medios de comunicación se empeña en decir que el verdadero protagonista es don Antonio Bolívar, porque seguimos mirando a los indígenas con cierto paternalismo.

La película sufrió una segunda vida cuando se supo en diciembre que estaba prenominada a los premios de la academia, hasta ese entonces la habían visto 107 mil espectadores y había permanecido 11 semanas en las salas de cine del país. Tocada por la magia de Hollywood, en diciembre vuelve a la cartelera nacional y consigue quedarse hasta alcanzar los 427 mil espectadores. El abrazo de la serpiente se había exhibido en ocho países, y había ganado 18 premios, quedando como ganadora a mejor película en el Festival de Lima, el de Mar de Plata y el de Munich, el premio Art Cinema en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes y otros tantos reconocimientos en diferentes categorías, el premio que importa es el Oscar y se lo ganó El hijo de Saúl.

En Colombia los triunfos son colectivos y los fracasos tienen nombre propio.