El futuro también tiene historia. La revista Perro Negro en colaboración con la ZTR Radio de Londres, decidió hacer un programa especial sobre las diferentes versiones del futuro principalmente en la literatura y el cine. Hablamos de autores como Jules Verne, de Mary Shelley y su Frankestein y de la ciencia ficción como un género literario volcado exclusivamente hacia el futuro.
Platicamos de cine y particularmente de las películas del género a partir de 2001 Space Odyssey de Stanley Kubrick.
Igualmente nos referimos a la muy incipiente producción de literatura y cine de ciencia ficción en Latinoamérica y también a los subgéneros dentro de la misma narrativa futuristíca. Con Ramiro Camelo -via telefónica desde Helsinki- Enrique Castillo, el embajador de Costa Rica en Londres, y nuestros presentadores regulares: Jorge Ramírez, Enrique Zattara y Juan Toledo.
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En el programa se intentará descrifrar de qué se tratan términos como Afrofuturismo que se están acuañando con fuerza, también se habla de cómo la historia de la cienca ficción está ligada a los avances científicos y de cómo la tecnología con sus planteamientos morales y éticos son fuentes de inspriración para el género futurista por excelencia.
Pero el futuro en las artes no es sólo la ciencia ficción, y tampoco la ciencia ficción se ha fijado únicamente en el futuro. De eso trata mucho la ciencia ficción de escritores como Stanisław Lem o la obra Nosotros de
Yevgueni Zamiatin, base y fuente de inspiración de un género que se creía que era exclusivo anglosajón.
¿Puede ser la ilustración la primera expresión artística de la ciencia ficción? Si bien en la historia del hombre se ha manifestado el miedo a lo desconocido y teniendo en cuenta que es primero el dibujo antes que la escritura, puede ser que los inicios del futuro en las artes estén en las artes visuales.
En la conversación se hace evidente como se ha manifestado en la cultura popular el futuro, y no es un futuro que se parezca en nada a la visión decadente de Michel Houellebecq, autor francés que no nos pinta nada bien un futuro más próximo, un futuro más fácil de indentificar con nosotros que aquel de los viajes a la Luna de Crónicas marcianas, y tal vez porque el futuro de Houellebecq el protagonista no son solo las máquinas, también nos involucra a nosotros.
el futuro no era como lo pensamos.