Es innegable el placer bastante prosaico y personal que existe en el arte de enlistar y enumerar como si hacer listas nos ayudase no solo a imponer nuestra ordenada arbitrariedad al desorden del mundo, sino también a dejar ante él y ante los demás un rasgo indeleble de quiénes somos. Sin embargo, el problema de enumerar radica en que es si en verdad es algo muy nuestro, también lo es incompleto, ya que toda antología por larga o corta que sea dice tanto por lo que incluye como por lo que omite. Pero dejando esos pudores teóricos a un lado, he aquí la decena de películas que en nuestra opinión toda persona que diga gustarle el cine de ciencia ficción debería haber visto, o al menos saber de ellas.

2001: A Space Odyssey (1968)

Lo que El Padrino ha sido para las películas de mafia, 2001: A Space Oddisey lo ha sido para los filmes de ciencia ficción. Dirigida por el mítico Stanley Kubrick y co-escrita por Kubrick y Arthur C. Clarke, primero como una novela, The Sentinel, y luego como guion cinematográfico. Clarke, hay que recordar, es uno de los tres escritores de ciencia ficción más populares de todos los tiempos. Los otros dos son Robert Heinlein e Isaac Asimov. La historia se centra en un viaje inteplanetario a Jupiter donde se ha descubierto un monolito que afecta la evolución de la raza humana. Es de las primeras películas en abordar el tema de la inteligencia artificial con la presencia de HAL, la super computadora pensante que coordina la misión a Jupiter. 2001: A Space Oddisey también aborda temas existenciales como la muerte, la evolución humana, la tecnología y la validez de los viajes espaciales. Es una película que ha envejecido muy bien ya que 50 años más tarde su fotografía, sus escenarios y su música –que incluye a dos de los tres Strauss, Richard Strauss con Also Spracht Zaratrusta y Johann Strauss II con su The Blue Danube– aún impresionan. Una película esencial en la cinematografía universal mucho más allá de la ciencia ficción.

2. THX 1138 (1971)

Subtitulada “El futuro está aquí” y protagonizada por Robert Duvall, fue en verdad la primera película de George Lucas. Sus origines fueron el cortometraje estudiantil Electronic Labyrinth THX 1138 4EB con el cual Lucas ganó el National Student Film Award en 1967-68. Esta historia de amor futurista y la subsecuente American Grafitty dejaron en evidencia lo interesante que George Lucas pudo haber sido como director o cinematógrafo –término que el propio Lucas prefirió usar– si el éxito de Star Wars no hubiese sido tan avasallador y prostituyente. La historia se centra en un mundo futuro gobernado por el Foro Bioquímico donde la felicidad de los ciudadanos está establecida por dosis de drogas administradas por biocomputadoras y donde la tristeza es un defecto técnico en la programación; el sexo, una aberración; y el amor, la última de las perversiones con el aislamiento total como única solución. THX 1138 demostró, contrario de lo que muchos piensan, que Lucas si era capaz de escribir diálogos decentes. Lastimosamente hoy día es una película poco menos que olvidada que dentro de la filmografía de Lucas queda sepultada bajo las sagas multimillonarias de Star Wars e Indiana Jones.

3. Blade Runner (1982)

Una película que supuestamente representaba lo que sería el futuro en el año 2017. Dirigida por el director inglés Ridley Scott, quien también cuenta con cintas tan disimilares como Gladiator, Alien y Thelma & Louise. Denominada como una neo-noir de la ciencia ficción, Blade Runner inicialmente fue un fracaso de taquilla y dividió a los críticos. Hoy es considerada un clásico y en el 2017 salió su secuela: Blade Runner 2049. Basada en la novela corta de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, el argumento se centra en una visión distópica de un Los Angeles futurístico donde la poderosa Tyrell Corporation –la aglomeración de poder financiero y tecnológico por parte del capital privado es un tema recurrente dentro de la ciencia ficción– manufactura humanos sintéticos o replicantes para que trabajen como mano de obra barata en colonias extraterrestres. Cuando un grupo de replicantes fugitivos escapa y regresa a la Tierra, un reacio ex-detective, Harrison Ford, decide darles captura. Algunos críticos la ven como una de las pocas películas de ciencia ficción con un final feliz.

 4. The Matrix (1999)

Quizá pueda decirse que The Matrix fue la perfecta película de fin de ciclo para una época que popularizó no sólo el cine, sino también la ciencia ficción. Bajo la dirección de los hermanos Wachowski –Andy y Larry– y con un espectacular trabajo de camara de Bill Pope sumado al fabuloso diseño noir-punk de Paul Owen, The Matrix es una película que posiblemente le debe más a sus efectos especiales y sus peleas de artes marciales coreografiadas que a su narrativa no poco irregular y sus actuaciones un tanto acartonadas, especialmente de Keanu Reeves. Es una película que popularizó tanto el efecto visual Bullet time –la escena aparece ralentizada mientras la cámara se mueve alrededor de la imagen en velocidad normal– como también ideas filosóficas que van desde la teoría de la caverna de Platón, la del sueño dentro del sueño y de la bifurcación del tiempo de Jorge Luis Borges hasta, por supuesto, la idea de simulacro e hiperrealidad de Baudrillard –que el posmodernista francés tomó de Borges–. A esto hay que añadirle también influencias de, hay quienes lo aseguran, Alicia en el País de las Maravillas. En cuanto a la trama: de nuevo un futuro distópico donde la realidad es un simulacro creado por maquinas pensantes que han subyugado a la humanidad para usar el calor y la actividad eléctrica de nuestros cuerpos como fuente de energía.

5. A.I. Artificial Intelligence (2001)

Era la película que Stanley Kubrick siempre quiso hacer desde la década de 1970, pero consideró imposible. El motivo: Kubrick creía que ningún actor infantil sería capaz de representar con credibilidad al niño robot que protagoniza esta historia, y los adelantos en la imagen cinematográfica generada por computadoras todavía no eran lo suficientemente sofisticados para recrearlo de manera virtual. Para armar su guion, Kubrick contrató una serie de escritores entre ellos Brian Aldiss, Bob Shaw, Ian Watson y Sara Maitland, quienes proponen distintas historias. En 1995, Kubrick desiste y le deja la idea a Steven Spielberg, quien la reactiva tras la muerte de su colega en 1999. La versión hecha por Spielberg –en honor a Kubrick– está basada en un relato de ciencia ficción de Brian Aldiss llamado Los superjuguetes duran todo el verano con una adaptación para la pantalla de Ian Watson. El resultado es una historia bastante sentimental con elementos del cuento de Pinocho donde el mundo, tras un derretimiento de las capas de hielo, está dominado por los Meca, humanoides capaces de emular pensamientos y emociones, y los humanos –a falta de recursos– necesitan permisos de natalidad que son muy difíciles de obtener. Una compañía robótica de Nueva Jersey crea a David, un prototipo de niño capaz de aprender a amar a sus dueños y la compañía usa a uno de sus empleados y a su esposa como conejillos de india. Filosoficamente hablando, A.I. apunta a una posible coexistencia entre humanos y super-computadoras pensantes. Visualmente es mucho más Spielberg que Kubrick en tratamiento y en tono, es decir: mucho más una película de aventura con matices más optimistas y emocionales que racionales. Faltaría ver si Kubrick se ha revolcado en su tumba con lo que hizo Spielberg.

6. Primer (2004)

La única película independiente de esta lista y una que a través de los años ha ido adquiriendo un gran número de seguidores quizá por lo enrevesado de su trama y la manera como la película debe explicarse con diagramas que representan la continuidad y retornabilidad del tiempo. Ganadora del Festival de Sundance en 2004, la película fue escrita, protagonizada y musicalizada por Shane Carruts, un diplomado en Matemáticas e Ingeniería que se opuso a simplificar el guion y los diálogos. Tal vez la popularidad de Primer se deba primero a su estética de bajo presupuesto y a su supuesta complejidad narrativa –algo así como que aquellos que la entienden se sienten orgullosos de sí mismos– cuando en realidad la historia es la elaboración de cómo el presente se alteraría si el futuro fuese influenciado. Dos amigos haciendo trabajos suplementarios de ingeniería electrónica en un garaje descubren por accidente un bucle de tiempo durante experimentos usando campos electromagnéticos para reducir el peso de objetos. Ese bucle les permite viajar en el tiempo y tratar de hacer dinero con sus conocimientos sobre las futuras fluctuaciones de la bolsa de valores. El gran acierto de Carruts fue yuxtaponer a esta historia las dificultades inherentes a la condición humana: la amistad, la ambición, la envidia, la traición y –es una película al fin y al cabo– los intereses amorosos.

7. The Children of Men (2006)

Aquí encontramos la única participación directa de un latinoamericano en esta lista con Alfonso Cuarón, el cineasta mexicano que dirigió y co-escribió el guion en el cual también contribuyó su protagonista, Clive Owen. Su estreno en Estados Unidos en las Navidades de 2006 fue una decisión desacertada y apenas tuvo una breve presencia en cartelera. La película costó U$76 millones e inicialmente recaudó U$70 millones. Coproducción británico-americana filmada en un Londres orwelliano lleno de tonos oscuros, verdosos y grises. La acción tiene lugar en el año 2027, donde después de 18 años de infertilidad a nivel global, los gobiernos de muchos países han colapsado y –de una manera un poco chauvinista de mano de P.D. James, en cuya novela homónima se basa la película– Gran Bretaña es de los últimos países “estables” en el mundo. A raíz de ello, las islas británicas son punto de destino de oleadas masivas de inmigrantes de todo el mundo con el ejército patrullando las fronteras del país y tratando de imponer orden. Un ex activista y ahora burócrata cínico y desilusionado, Theo Faron –Clive Owen– es secuestrado por un grupo de militantes pro derechos de los inmigrantes liderado por la ex esposa de Theo, interpretada por Julia Moore. Ella le ofrece dinero con el fin de que éste les ayude a transportar a una joven de nombre Klee quien, Theo descubre más tarde, está embarazada. Es una película de contrastes con Michale Caine haciendo de ex caricaturista político convertido en hippie comerciando cannabis y filosofando, interpuesto con escenas de violencia y acción mientras uno de los personajes nos advierte “lo triste que es un mundo sin las voces de los niños”.

8. Moon (2009)

Moon es un éxito desde cualquier punto que se le mire y prueba que una historia bien contada vale más que mil efectos especiales. Financieramente esta producción británica se hizo con tan sólo U$5 millones recaudando más del doble en su debut en cartelera, y la crítica la aclamó por su guion y también por su verosimilitud tecnológica y lo plausible de su propuesta científica. Basada en una historia del propio director Duncan Jones y adaptada por Nathan Parker, Moon cuenta la historia de un mundo donde las industrias lunares han hecho fortunas astronómicas tras las crisis del petróleo en el mundo y la subsecuente explotación de helio del subsuelo lunar y su transporte a la Tierra en cápsulas. Sarang Station, la base lunar destinada la extracción del gas lunar, está totalmente automatizada y requiere la presencia de tan sólo un operario humano, Sam Bell, asistido de una supercomputadora, GERTY, que le sirve de compañía. La presencia de GERTY es un claro guiño a HAL en 2001: A Space Oddisey al igual que lo es el diseño de la estación espacial. Sin querer adelantar mucho de la historia, baste decir que el argumento se centra en las prácticas poco éticas de la corporación que extrae el helio lunar y de las vicisitudes que enfrenta Sam para retornar a la Tierra luego del macabro descubrimiento que hace tras un accidente fuera de la estación lunar.

9. Her (2013)

En el Laberinto de la soledad, Octavio Paz habla como el primer mundo está poblado de millones de personas solas. Her es el debut como director y como guionista de Spike Jonze, nominada a cinco Oscar en 2014 y ganadora de la estatuilla a Mejor Guion en la misma ceremonia. El encanto de la película y su peso emocional recae sobre la luminosa actuación de Joaquin Phoenix, hermano del desaparecido River Phoenix, y la siempre seductora voz de Scarlett Johanson. La historia se centra en la figura de Theodore Twombly, un hombre introvertido en el umbral de un divorcio quien decide obtener un programa de interacción personal con una voz femenina que él llama Samantha. Es una película inteligente que aborda temas como la soledad y la gradual deshumanización que conlleva un mundo cada vez más tecnificado, la fidelidad de nuestros sentimientos y la empatía que los humanos podemos llegar a sentir por programas de computadora que se comunican directamente con nosotros. Es también, y quizá más que nada, una historia de amor muy de nuestros tiempos.

10. Ex-Machina (2014)

 Toda tecnología contiene en sí misma un elemento prometeico. El título está tomado del latín Deux ex machina que significa “Dios desde la máquina”. De hecho, la cinta comienza con la cita: “Borrar la línea entre el hombre y la máquina es borrar la línea entre el hombre y Dios”. Aquí nos encontramos en un terreno cada vez más popular dentro de la ciencia ficción contemporánea: la relación emocional y hasta sentimental entre el hombre y su creación fantástica: la máquina pensante hecha a su imagen y semejanza. Y es que la inteligencia artificial genera serios problemas existenciales con nuestra misma naturaleza. Es una película que quizá hubiese cautivado a Stanley Kubrick por la verosimilitud de las imagines producidas por las computadoras de hoy. La narrativa se centra en Caleb, un empleado de una compañía tecnológica que es invitado a pasar una semana en la casa-laboratorio del gerente general de la empresa y gurú tecnológico Nathan Bateman. A su arrivo, Nathan le informa a Caleb que ha creado la primera inteligencia artificial a nivel humano y que desea que éste evalúe si su creación tiene la capacidad de pensar, aprender e interactuar. Caleb pronto descubrirá que el robot es una hermosa joven llamada Ava que posee la capacidad de interactuar y de coquetear con su interlocutor. Ex machina es un absorbente filme de ciencia ficción que le debe tanto a los griegos como al Frankenstein de Mary Shelley, que este año cumple dos siglos entre nosotros.

Por Ramiro Camelo y Juan Toledo