¿Por qué grita esa mujer?
¿por qué grita?,
¿por qué grita esa mujer?
andá a saber
esa mujer ¿por qué grita?
andá a saber
mirá que flores bonitas
¿por qué grita?
jacintos
margaritas
¿por qué?
¿por qué qué?
¿por qué grita esa mujer?

¿y esa mujer?
¿y esa mujer?
vaya a saber
estará loca esa mujer
mirá
mirá los espejitos
¿será por su corcel?
andá a saber

¿y dónde oíste
la palabra corcel?
es un secreto
esa mujer
¿por qué grita?
mirá las margaritas
la mujer
espejitos
pajaritas
que no cantan
¿por qué grita?
que no vuelan

¿por qué grita?
que no estorban
la mujer
y esa mujer
¿y estaba loca mujer?

Ya no grita
(¿te acordás de esa mujer?)

Susana Thénon

Una mujer en un vestido largo de latex sube unas escaleras pequeñas con cierta dificultad. No se le ve el rostro, está tapado como si fuera un verdugo. Los visitantes a la inauguración de la última versión de AEFEST estamos en el segundo piso, arrumados porque queremos ver el show, como preliminares en el piso de abajo, un Dj ameniza la noche con una lata de Bud en la mano, las mascarillas no son sexis y no parecen estar bienvenidas. Comienza el performance Esto no es Bondage, la mujer sin rostro menciona la primera regla del BDSM, siglas de Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo y luego procede a hacer una demostración, en una silla una mujer se deja atar, elige su palabra de seguridad, hay tiempo para las palabras, este año el festival tiene como lema Transgresión y Revolución, la verdugo golpea la mujer en las nalgas y el público empezamos a incomodarnos, ahora con más fuerza, cambia de instrumento y la otra mujer se queja, pide que pare, usa su palabra de seguridad, pero la dominante no para, sigue castigando a la sumisa, vemos que ya no hay placer, le ata la lengua para que no se queje, suena música colombiana, la arropa con la bandera y termina diciendo que cabe pensar que en este país, Colombia, somos masoquistas. La actriz le presta el cuerpo a un país que convirtió el cuerpo en territorio de guerra, cuerpos que fueron consumibles y abusable, un botín de guerra, sin importar género o edad.

Cuenta Daniel Tapias, director del festival que el espíritu implícito de AEFEST, es el de unir arte con erotismo como mecanismo de educación cultural. Esta es la edición número seis de un festival que reivindica el cuerpo, sea cual sea, «porque el cuerpo estándar solo obedece a unos cánones impuestos», hay estereotipo de belleza que Daniel Tapias, llama ‘brutal’. «La cultura nos educa todo el tiempo, en particular las artes escénicas, y lo que busca el festival es que al menos alguien se quede con algo, con alguna cosa haga que el público se mueva.» En el festival de este año hay mucha puesta en escena, no solo desde los colectivos que participan como Las Tupamaras, un grupo dedicado a la práctica de la cultura Ballroom y Voguing en Colombia, se presentaron con la toma de espacios en la ciudad; también se pudo ver las obras de teatro y charlas con invitados que necesitan un espacio como lugar de resonancia. Y desde ese lugar, la obra de teatro Lo malo de ser mamá es tener hijos, de la actriz Zulima Ochoa, cuenta en un monólogo con mucha risa su experiencia de vida, en una sexualidad que no se reduce a los hijos, el derecho a una mujer al placer, al sexo sin estar recluida a la maternidad. Esta obra se conecta con una de los síntomas que describe Daniel en la sociedad, dice que «La sexualidad en el sistema educativo no es desde el goce sino desde el síntoma enfocada a la reproducción y prevención de enfermedades. Es decir, enseñan las consecuencias negativas de tener sexo y no las positivas hacia el placer. Se educa desde el miedo y la restricción».

…Yo, pobre mortal,
equidistante de todo
yo D.N.I: 20.598.061
yo primer hijo de la madre que después fui
yo vieja alumna
de esta escuela de los suplicios
Amazona de mi deseo
Yo, perra en celo de mi sueño rojo
Yo, reivindico mi derecho a ser un monstruo
ni varón ni mujer
ni XXI ni H₂O
yo monstruo de mi deseo
carne de cada una de mis pinceladas
lienzo azul de mi cuerpo
pintora de mi andar
no quiero más títulos que cargar
no quiero más cargos ni casilleros a donde encajar
ni el nombre justo que me reserve ninguna Ciencia
Yo mariposa ajena a la modernidad
a la posmodernidad
a la normalidad
Oblicua
Vizca
Silvestre
Artesanal
Poeta de la barbarie
con el humus de mi cantar
con el arco iris de mi cantar
con mi aleteo:
Reinvindico: mi derecho a ser un monstruo
¡qué otros sean lo Normal!
El Vaticano normal
El Credo en dios y la virgísima Normal
y los pastores y los rebaños de lo Normal
el Honorable Congreso de las leyes de lo Normal
el viejo Larrouse de lo Normal
Yo solo llevo la prendas de mis cerillas
el rostro de mí mirar
el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar
y tendré una teta obscena de la luna más perra en mi cintura
y el pene erecto de las guarritas alondras
y 7 lunares
77 lunares
qué digo: 777 lunares de mi endiablada señal de Crear
mi bella monstruosidad
mi ejercicio de inventora
de ramera de las torcazas
mi ser yo entre tanto parecido
entre tanto domesticado
entre tanto metido “de los pelos” en algo
otro nuevo título que cargar
baño: de ¿Damas? o ¿Caballeros?
o nuevos rincones para inventar
Yo: trans… pirada
mojada nauseabunda germen de la aurora encantada
la que no pide más permiso
y está rabiosa de luces mayas
luces épicas
luces parias
Menstruales Marlenes Sacayanes bizarras
sin Biblias
sin tablas
sin geografías
sin nada
solo mi derecho vital a ser un monstruo
o como me llame
o como me salga
como me pueda el deseo y la fuckin ganas
mi derecho a explorarme
a reinventarme
hacer de mí mutar mi noble ejercicio
veranearme otoñarme invernarme:
las hormonas
las ideas
las cachas
y todo el alma!!!!!!… amén.

Susy Shock

El cuerpo como transgresor, el cuerpo para mostrar oposición, el cuerpo como discurso político. Aprender a quererse es un acto de rebeldía. El primer opresor es uno mismo. El cuerpo como primer lugar que hay que colonizar y apropiarse.

El cuerpo también es un festival. Me mezclo con la gente y hablo con David y Miriam les pregunto por el festival y David dice que mientras vagaba por Facebook le llegó la información y se presentó en el festival del 2019 y empezó su viaje sobre la conquista de su cuerpo en una exploración por su sexualidad, que gracias a algunas charlas entendió su cuerpo como lugar en el mundo y desde eso inició un viaje hacia sí mismo. Miriam era su primera vez y de todas las charlas que asistió, rescata una en la que descubrió conceptos sobre el aborto que no se había planteado. Ella no contemplaría la idea de abortar, pero entendió el punto de vista de las personas que optan por ello, y dice que gracias al festival ha tenido oportunidad de conocer otros puntos de vista y de entenderlos sin condenarlos. Los dos coinciden que es una pena que el festival no sea más difundido, creen que ta vez hay prejuicios sociales en las palabras, porque el lenguaje no es inocente, y que mucha gente piensa que se trata de perversiones al oír las palabras artes eróticas. Juliana también me dice que no es su primer festival, que es el tercero, que este año no visitó ninguna conferencia pero que ha venido al Burdel literario, la actividad del cierre de esta sexta edición, que le gusta mucho el espíritu del festival, y que sobre todo nota que en él la gente no se viste como los demás y que cada vez hay una estética más reivindicativa, porque la forma de vestirse no es inocente. De eso se habló mucho en los conversatorios y las charlas, el cuerpo como plataforma para reivindicarse en la diferencia, venimos de la animalidad, de la bestialidad, la monstruosidad es el derecho a ser lo que queremos ser, como dice Susy Shock «Reinvindico: mi derecho a ser un monstruo, ¡qué otros sean lo Normal!». Analú LaFeral en la charla en Divas insiste en que la forma de vestirse exagerando los rasgos femeninos hasta casi la caricatura es una forma de colonizar, de habitar, de decir este cuerpo es mío y soy una mujer particular.

Exhibición, hay mucho de exhibirse, Carlos me cuenta que participó en la edición número 3 del festival con una charla sobre las modelo webcams, el cuerpo como performance, las modelos webcam realizan un show en parte para ellas misma, es un escenario limbo entre lo privado y lo público, ellas representan personajes para ser devorados por los ojos. La webcam es un no lugar, no es el sitio de lo privado porque está concebido para ser visto, y no es un sitio de lo público porque está a puerta cerrada. Todo pasa en una habitación. Es un cuerpo al servicio de una transacción monetaria sin agredirlo.

La fiesta de clausura es en un motel, un lugar para amantes furtivos y en la noche se mezclan parejas que piden una habitación con estas personas diversas, vestidas para una fiesta donde se muestra mucho. Ameniza la velada un Drag Queen subido a unos tacones inmensos con los que marca una diferencia, quiere que lo mires y estés atento en sus movimientos mientras te mira desde su atalaya. Suena una canción que dice que he prendido a quererme a mi misma, canta Ácida en el escenario. Yo soy yo. I’m me, I’ve learned to love myself. Hay muchas maneras reivindicar el cuerpo y se puede a través de la sexualidad, a través del género, a través de lo que mostramos a los demás. En AEFEST la gente está tranquila, no se sienten exóticos, no son juzgados con las miradas.

Parece que no estuviéramos en una pandemia y soy la única que lleva mascarilla, lo mío es una imposición no una opción personal, la mascarilla no es mi fetiche, la uso todavía por opción propia, nadie me obliga. «AEFEST 2021 es un homenaje a la inconformidad y es una versión pensada para gritarle al miedo y la culpa: ¡Ya no nos atormenta! ¡Ya despertamos!, y que el tiempo ahora es del ¡Pueblo!». En la pista las personas se balancean al ritmo de música, cada vez más sensuales, más cerquita, más juntos, hay muchas ganas de cuerpo, de tocarse, de romper espacios personales, de acercarse un poco más. Todo obedece a una necesidad humana y a la desobediencia. No solo a las mascarillas, al sexo del misionero, al sexo para concebir, al sexo con cuerpos de revista.

Hay cadáveres
En el decaer de esta escritura
en el borroneo de esas inscripciones
en el difuminar de estas leyendas
en las conversaciones de lesbianas que se
muestran la marca de la liga
en ese puño elástico
Hay cadáveres.
La mente nunca piensa sin fantasma
El espejo de esta casa se niega a reflejarme,
Ya no hay casa.
Hay cadáveres.
Otra vez,
las bocas que rugen,
fulminantes.
Otra vez
los culatas que humillan
y quebrajan.
Otra vez,
los gatillos esperando
los índices mortales.
No quiero ver mas rictus
congelados en la tierra.
No quiero ver mas hombres
tendidos contra hombres.
Ni más cuerpos flotantes
a la orilla del odio.

(fragmento, Néstor Osvaldo Perlongher)

Los poemas seleccionados en este artículo salieron todos en diferentes momentos del festival y las fotografías son cortesía de AEFEST https://www.instagram.com/aefestcolombia/