Por Claudia Jaramillo

Despedimos este año con una nota muy personal de nuestra editora adjunta en Madrid. Es un de memento, una conmemoración de aquellas personas cercanas a nosotros y quienes ahora solo el viento sabe dónde se esconden


Cuando llegué a Madrid unos compañeros del trabajo me invitaron al Santiago Bernabeu a ver un partido del Real Madrid, yo dije que sí, sabía que Edwin Congo había fichado por 5 millones de euros, lo que no sabía era que nunca llegó a jugar con el equipo titular. Tampoco perdí la ida al estadio. Ese día vi a Zizou y valió la pena el fútbol. Me acordé de que mi papá recorrió tres horas subido en el techo de un camión escalera para ver a un ídolo global. Era 1972 y mi papá iba agarrado a la ilusión en una chiva que salió repleta de gente del pueblo hasta el Atanasio Girardot, porque Pelé, el rey, venía a jugar un partido contra el Atlético Nacional y mi papá, que odia los estadios, no se lo quiso perder. Él vio jugar a Pelé en un estadio y yo vi jugar a Zinedine Zidane muchos años después al otro lado del mundo. Empate.

…papá no dice nada, es como los otros muertos, se hace de rogar

Este año vi morir a mi papá mientras me agarraba de la mano, mientras me decía adiós con los ojos. Corre por mi sangre, está en mi memoria, en mis lunares, en mi nombre. Recuerdo que intenté no parecerme a él ni a mi mamá ni a nadie de mi familia, quería ser yo en una adolescencia de la que ya no queda nada, pero no conozco a nadie que haya podido huir de lo inevitable y mi papá ya no está para decirme te lo dije. Ahora, en cambio, hablo sola, voy por la casa diciendo papá te acordás de esto, papá cómo hacías el remedio, papi, no sias malito, decime los números de la lotería, pero papá no dice nada, es como los otros muertos, se hace de rogar.


Claudia Jaramillo es cofundadora y Editora Adjunta de Revista Perro Negro en Madrid. No sabemos si esté de acuerdo con su descripción, pero es madre, poeta, escritora y diseñadora. En ese orden