Por Teo Dunaljo.

A los quinientos días del capricho bélico e imperialista de Putin es oportuno recordar que el rock, y en particular el punk-rock, sigue siendo una herramienta paródica de crítica política y global a los malos ejercicios de poder y muy especialmente a aquellos hechos a la fuerza.


No creemos que sea una cosa generacional, pero si quizá es parte de los ciclos de la historia: la aparición de un malvado que encarna el oprobio universal. En nuestros días es Putin pero la verdad es que no debió de serlo. Antes de invadir a sus primos hermanos ucranianos le había ido muy bien: Trump, Brexit, el éxito político de los partidos de ultraderecha en Europa (Italia, Suecia, Finlandia y Francia) y el apoyo de países tan diversos como Venezuela, Nicaragua, India, Sur África, Tanzania o Mozambique.

Y es que para aquellos que aún no se percatan de la jerarquía política del mundo, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad del Las Naciones Unidas son todas naciones nucleares y también los mayores exportadores de armas del mundo. El problema es que ahora hay dos bandos en ese quinteto que nos salvaguarda contra nuestra posible aniquilación como especie humana: el autocrático (China y Rusia) y el supuestamente liberal y democrático (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia). Lo que sucedió, por ejemplo, en Siria es el resultado de ese Status Quo. La realidad es simple: los policías del mundo -Estados Unidos- jamás bombardearían un país que posea armas nucleares.

A los estadounidenses se les debe la creación de los llamados «phrasal verbs«, es decir: el uso de un verbo seguido de una preposición para acentuar una acción determina. Así, To Put Out y To Put In significan dos cosas diferentes. Y aquellos que deseen aprender inglés deben de memorizar como funcionan esas expresiones. Esto quizá se deba al hecho que los verbos en inglés no poseen la flexibilidad o versatilidad de los verbos en castellano. Bueno, el caso es que el título de esta canción es un juego de palabras usando el modelo de los verbos fraseables del inglés.

No entendemos una sola palabra de lo que dicen (aparte de Putin) pero importa poco porque las imágenes lo dicen todo: auto, tatuajes, perro cancerbero, pistolas, golpes de pecho y pelo rapado. Una iconografía de gánster aludiendo al Estado gansteril que es la Rusia de Putin. Una tautología visual —no musical—, ya que es la parodia de una parodia. El vídeo -sin proponérselo- es una parodia de la parodia supuestamente democrática que es el gobierno ruso. Inclusive hacia el final hay un momento en que el cantante, al parecer tan petiso como Putin, camina al frente de sus compinches con más bravura que inteligencia (sí, es posible discernir que tan inteligente es una persona por la manera en que él o ella camina). Es muy similar a la caminata de pasarela que hasta hace poco Putin hacía en el Kremlin sobre un tapete rojo con sus secuaces y acólitos políticos aplaudiéndole de lado y lado.

Sería imposible no incluir a Pussy Riot. Esas jóvenes moscovitas quienes se han convertido en el némesis artístico de Vladimir Putin. Aquí lo que importa es la actitud más que el producto final. El espíritu y la estética es totalmente punk, es decir: todo vale y toda idea puede ser incluida. Ninguna es descargada del todo. Lo que se trata no es de ser sutil, sino de representar la burda contradicción que significa ser «patriota» en nuestros días y muy especialmente en un país como Rusia. Creemos firmemente que debería haber un equivalente de Pussy Riot en Estados Unidos, Corea del Norte, China y Arabia Saudi y otras naciones más.

Esto pertenecen al llamado rock satírico y es alemán, el país que -por su dependencia energética de Rusia- permitió que Putin y su régimen llenase sus arcas de millardos de euros y envalentonara las aspiraciones pos-soviéticas de Vladimir. Es un poco craso, como lo fue la versión utópica del socialismo soviético. De nuevo, en este vídeo hay más agallas que neuronas y el resultado es más visceral que cerebral. ¿Será por qué el humor alemán sigue siendo poco menos que una incógnita?

Sin lugar a dudas, nuestro tema favorito de este quinteto de canciones. Fue el tema que representó a Croacia en la última edición del festival de Eurovision que se celebró en Liverpool. El vídeo se beneficia de la producción visual de la BBC y lo que más nos complace es que es una versión muy contemporánea del cuento de ese maravilloso danes, Hans Chistian Andersen, que nos recuerda que el emperador no tiene ropa. En este caso los emperadores sí tienen ropa y específicamente, calzoncillos blancos.


Perro Negro ha venido publicando artículos que conciernen a la guerra iniciada por Putin. Aquellos interesados puden leer Cien días y once canciones en su contra, y Palabras contra tanques