Por Javier Gragera, editor invitado

 

Hablar del futuro es de por sí una paradoja. Me explico: no hay nada más sencillo que conversar con un amigo sobre el futuro porque ese todo y ese nada que es el mañana no le pertenece a nadie, es un terreno virgen sobre el cual podemos construir cualquier tipo de sueño, promesa o delirio. Y sin embargo, si lo pensamos bien, el futuro debería ser un tema tabú, un tópico prohibido en cualquier conversación. ¿Cómo la gente puede ser tan audaz para atreverse a hablar como si tal cosa sobre algo que, en realidad, no existe? Una posible respuesta la encontramos en el lema que este año usó la feria de arte contemporáneo ARCOmadrid: “El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”.

Perro Negro, por lo pronto, ya ha hecho algo. Después de un largo tiempo agazapado en su madriguera, esta revista cultural se atreve a ladrar de nuevo. Y lo hace con una edición especial, en la que damos protagonismo a esa palabra llena de fascinación y misterio: el futuro. Teníamos hambre, después de tantos meses sin llevarnos nada a la boca, así que hemos sido voraces. Hemos dejado al futuro en los huesos y ahora exhibimos sus restos en forma de artículos que surgen de diversos procesos de digestión: literatura, música, cine, filosofía, política, arqueología…

Uno de los platos fuertes de este relanzamiento de Perro Negro es la larga conversación que Oswaldo Bolo ha mantenido con la genial Leila Guerriero, figura imprescindible del periodismo literario contemporáneo, para abordar con franqueza temas como el futuro de su profesión en la época de las redes sociales y los secretos que hay detrás del reto de armar una buena crónica. La excusa perfecta para esta entrevista la hemos encontrado en la publicación de su último libro editado: Un mundo lleno de futuro, que recopila diez crónicas escritas por periodistas latinoamericanos sobre proyectos de innovación en la región o, en palabras de la propia Guerriero, sobre “gente que tuvo una idea”.

Ramiro Camelo, por su parte, nos presenta el proyecto The Future Library, concebido por la artista escocesa Katie Paterson, una propuesta de arte conceptual de marcado carácter medioambiental que, entre otras muchas incertidumbres, nos arroja la pregunta de si dentro de 100 años seguiremos leyendo libros impresos en papel. También con una mirada puesta en la naturaleza, pero esta vez con un marcado temor hacia lo que está por venir, Alexandra Martens nos introduce en la idea del Doomsday Clock, o Reloj del Fin del Mundo, que se atreve a vaticinar la fecha y hora exacta en la que la humanidad, víctima de sus propios errores, se verá condenada a la extinción o, en el mejor de los casos, a abandonar un planeta Tierra carente de recursos naturales para sobrevivir en cualquier otro rincón de la galaxia.

Hablar del futuro es dar rienda a nuestros temores más apocalípticos y, al mismo tiempo, llenar nuestra cabeza de fantásticas utopías. Así lo pone de manifiesto el escritor Hans Herrera, quien plantea un breve ensayo sobre la idea global de futuro y cómo esta ha mutado a lo largo de los siglos al ser concebida desde distintas coordenadas del pensamiento. Pero ¿no será que la clave de nuestro porvenir está ya anclada en nuestro pasado? La periodista Carina Moreno nos plantea esta posibilidad reflexionando sobre el patrimonio arqueológico peruano y abriendo el debate sobre el que se ha convertido en el ‘museo de la discordia’: el proyecto de construcción en Lima del MUNA, el Museo Nacional de Arqueología del Perú, cuya fecha de inauguración está prevista para 2021 y que pretende convertirse en la infraestructura museística más grande de Latinoamérica.

La música también puede sonar a futuro. El periodista y músico Manuel Vera Tudela intenta comprender qué le espera a la música después del boom tecnológico, para luego plantearse estrategias de supervivencia dentro de un mercado donde la gente ha dejado de comprar discos y la mayoría de las escuchas se producen online, haciendo uso de plataformas de streaming como Spotify. Esta encrucijada del músico contemporáneo es algo que cincuenta años atrás, cuando reventó el movimiento contracultural en Estados Unidos, sonaría a delirio alucinógeno de alguien que se había pasado con el consumo de drogas sintéticas. Precisamente de esa época nos llega el lema The Future es Female, estandarte de los movimientos feministas y lésbicos separatistas, que ahora ha vuelto a coger fuerza y se ha viralizado en redes sociales, para invocar nuevamente una lucha que lamentablemente no cesa, la de lograr la igualdad de géneros, como nos cuenta con detalle Elena Chávez.

Imposible invocar la idea de futuro y dejar de lado la ciencia ficción. Aquí proponemos distintos abordajes: Enrique D. Zattara se pregunta cuál es el peso real de la ciencia ficción como artefacto creativo en América Latina y recorre nuestro continente de norte a sur resaltando algunas de las obras más significativas y sus autores; Juan Toledo y Ramiro Camelo se dejan seducir por la idea de hacer una antología y nos proponen una lista con las 10 películas de ciencia ficción que todo aficionado debería haber visto; Carlos Villacorta, por su parte, hace una revisión de la figura del escritor chileno Roberto Bolaño, al que define como “un fantasma que recorre la literatura” y cuya obra póstuma, El espíritu de la ciencia ficción, nos permite reconocerlo como un autor profundamente atraído por este género.

Por último, y como joyita final de esta edición especial de Perro Negro, Arturo Borra comparte con nosotros una concienzuda reseña del poemario Migrante, de Giovanni Collazos Carrasco, donde el lenguaje se presenta como algo líquido que fluye de manera salvaje en el tiempo, luchando por reivindicar su identidad más allá de la expropiación de los movimientos colonialistas en América Latina, e invocar así un nuevo destino donde el emigrante y sus palabras sean la genuina expresión de los pueblos originarios.

Está claro: la vida es un permanente estrellarse contra el futuro, pero sin llegar a alcanzarlo nunca. Igual es absolutamente legítimo hablar del mañana, imaginarnos lo que habrá más allá del despótico aquí y ahora. Nos podrán acusar de ser empecinados vendedores de humo, como esos políticos que no dejan de invocar el futuro en sus discursos durante una campaña electoral, pura dialéctica de la mentira para ganarse votos. Pero ¿qué importa? El futuro ya se nos cae encima y Perro Negro vuelve a las andadas. Aún hay muchas buenas historias por contar.