Por Sylvia Libedisnky
Pobre Putín, poniendo su pecho sin pelo a protestas populares para pacificarlas con policías, patadas y palazos pero para nada con política. ¿Y quién mejor que nuestra propia musa para recordarnos que la ética del dictatorcillo ruso parece estar, como él mismo, envenada y sumergida en aguas heladas?

Sylvia Libedinsky es arquitecta, artista plástica, caricaturista y versificadora -a riesgo de no llamarla escritora porque quizá no le guste. Visita su pagina electrónica
Diseño tipográfico: Ferdy Carabott