En una primera entrega y a manera de adelanto de la antología poética por parte de Ediciones Equidistancias de autores hispanohablantes residentes en Reino Unido -aún por publicarse a ambos lados del Atlántico- incluimos aquí a dos de los jóvenes latinoamericanos escogidos quienes han accedido a responder a algunas preguntas sobre ese bizarro y mal pagado oficio que es escribir poesía


Sebastián Montes es un poeta, novelista y traductor colombiano residente en Londres desde el 2011. Cursó estudios literarios en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y cuenta con una maestría en filosofía y teoría del arte de la University of Arts London. En la actualidad se desempeña como traductor de la Asociación Psicoanalítica Internacional, para la cual trabaja desde el 2017. 

Dictadura 

Se precisan tres formas transparentes del amor 
para inventar un grito en esta Chile diurna 
paridora de poetas, 
la elegía en flor de un hálito doméstico  
o el silencio austero de los torturados. 
 
Para aquellos que en las cosas simples ven a Dios 
bastaba una mordaza en la memoria  
para hablar del hambre, 
un par de cantos de tribuna  
para hacerle himnos al dolor; 
 
por ello se negó la entrada a los reductos 
                                                              [de la gloria  
a los cultores de ese rictus en cadencia  
que contiene la resignación, 
se negó el exilio de la noche  
y el arduo cirineo sedicioso  
para lavar la dura cruz de su vergüenza.  
 
Entonces se salvaron los poetas bien paridos 
                                                             [por la tierra, 
los bardos de la gesta cotidiana 
y el duro pan de cada día, 
los rostros del clamor al filo de los versos,  
los Rojas,  
los Lihn,  
los Parra,  
los Neruda.


Relato de un artista ciego

Desconoce el Dow Jones 
y los subterfugios de la macroeconomía
la ambigua fluctuación de los mercados
el precio exorbitante de un amor romántico

abdicó al óxido airado de la superficie
y en lo estrecho de los túneles del metro
prefiere el tiempo oblicuo de los trenes
la manera de callar que tienen los viajantes
el hombre que se ríe noche y noche
de la crisis de la humanidad

Tranquilo 
parado en su rincón ante el cartel de Gucci 
que el mundo nunca ignora
tienta las entrañas del vacío con su bastón blanco 
y silba melodías dulces
engalanado en su camino hacia la muerte

a quienes pagan con silencio lo delicado de su aire
voces puras hablan al oído del dolor humano
otros 
arrojan metales devastados 
a lo profundo de su oscuridad

es así como llegado el fin de cada acto
sus silbos apagados 
se alejan como trenes 
y nuevas formas se perciben 
en una aritmética imperfecta

es por ello que despertar al fondo de la noche
será materia siempre viva de su arte

Visiones del mendigo 

                         Ando de pobre Cristo a tu recuerdo 
                        clavado, reclavado…
                                                            Juan Gelman

Yo te vi pasar veloz 
–color frutal de algún país lejano–
empujando las formas de la tarde
hacia la vera polvorienta del camino:
Era mi tránsito hacia el reino de los astros minerales.
Entonces quise urdir en aire
el hálito moral de tu respiración,
singlar un fuego etéreo
en horas de voracidad febril.

Pero habrían sido innumerables 
los días con sus noches
errando en ese juego indócil 
de espejos contrapuestos
–tentado a diluir aquel silencio lujurioso 
que extendía sus raíces para sofocarme–.

¿Y qué habría sido entonces
buscar a aquel geómetra sutil,
el hombre que pudiera reinventar un hombre
y con él su corazón vibrátil?

Yo te vi pasar veloz 
–hervor frugal de sangre indígena–
como atada a un ave fatigada,
traída por las avenidas.

Vida zen

Y si me fuera dado el don
escogería ser ciprés 
y me mudaría al norte.
Moriría cien 
o ciento cinco veces con el fin de cada año
para reinventarme con la primavera.
O me iría al sur 
para ser yarumo en las montañas
y hacer así mi cuerpo
el hogar de un ruiseñor.
Sería savia de una ceiba
o piedra que atestigua desde el fondo
el curso milenario de su río.

No sabría entonces 
qué es el Rivotril
ni el Diazepam
ignoraría los televisores 
y las salas de espera
los domingos a la tarde
la mañana de los lunes
sí me fuera dado el don


London Warning

Es la hora en que la reina toma el té
y hay un niño nepalí 
que ve girar el mundo en una lavadora,
los blancos trenes del progreso humean en la lejanía
con sus vientres repletos de banqueros,
las botas de un soldado rubio 
acarician dulcemente  
las mejillas de una viuda afgana.

Es la hora en que la reina toma el té
y ríe el hombre ebrio de narcosis 
que habla de amor a las vitrinas,
se extingue aquel caudal secreto
donde viejos pordioseros lavaron su tristeza
y ladra un perro enfermo 
descifrando el acertijo de su rostro
para no beber el agua sucia de su espejo. 

A la hora en que la reina toma el té,
como una mariposa indócil 
que el silencio en pleno vuelo despedaza,
caen las formas minerales de la noche
para llenarse de artificio,
sangra un alguacil por boca y por espada
con su sonrisa laboral de los martes a la noche 
en medio de un asalto carnicero.

Pero pasará la hora en que la reina toma el té
como pasan los aviones
y los cortejos funerarios
para que los ríos de la tarde desemboquen
y un rumor de tierra se perciba por las avenidas;
llegará la ira verdadera y el ensueño, 
la vida estrepitosa de los niños multiformes
que ahogarán su sed con la miel de todo un Ganges.

***

Entrevista a Sebastián Montes

Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas o la ingeniería?

Más que nada porque no soy muy bueno para las matemáticas, aunque sean sumamente poéticas. La Alhambra de Granada, los mandalas tibetanos, el Presto Agitato de Beethoven, la catedral de St. Paul o la Anunciación de Fra Angelico son hermosas piezas poéticas que no se hubieran podido concebir sin las matemáticas, que son la base de toda ingeniería. A lo de administrar empresas no me niego. El comercio ha sido el sustento de muchos escritores, la actividad con la cual compran tiempo y espacio para crear. Pienso en Daniel Defoe fletando barcos mercantes en el Támesis, o en William Blake fatigándose en su imprenta mientras escribía las Canciones de inocencia y experiencia. También se me viene a la cabeza el poeta americano Thomas Lynch, que organiza entierros y funerales en la empresa que heredó de su padre. En el sistema del capital estamos y aunque nos guste o no, de momento tendremos que seguir viviendo en él. De lo que sí estoy convencido es de que la necesidad creadora de un artista verdadero termina siempre por penetrar las capas de su realidad material, ya sea precaria u holgada. El Rey David escribió los Salmos en un trono y Dostoievski concibió algunas de sus novelas en un campo de concentración. Ni hablar de Cervantes.   

De estas tres versiones sobre poesía, ¿con cuál te quedas -si te quedas con alguna- y porqué o por qué no?

José Emilio Pacheco: Oficio de poeta

Ara en el mar / Escribe sobre el agua.

Juan Gelman: Sobre la poesía

Habría un par de cosas que decir / Que nadie la lee mucho. / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.

Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito.  (Extracto del comienzo del Arco y la lira)

De lejos me quedo con Juan Gelman, siempre tan antipoeta. Pero muy de lejos, by a country mile, como dirían los ingleses. Ese Gelman tan Parra me gusta muchísimo. Si yo hubiese sido un infrarrealista también me hubiera ido a tirar cohetes en un recital de Octavio Paz, que como poeta era un buen ensayista. Al pobre Pacheco le hubiera enseñado a nadar para que no se ahogara tratando de escribir poemas en la superficie de un lago.  

¿Cuál es/son el/los prejuicio(s) o malentendido(s) que existe(n) sobre la poesía que más te molesta(n)?

Que los poetas se van a morir de hambre, porque no es cierto. Yo siempre he preferido comer milanesas y patatas bravas a escribir versos. ¿Quién le dijo a la gente que se escribe poesía para poner el pan en la mesa? Para eso se escriben memorandos en un juzgado, como hacía Edgar Lee Masters, o se es celador en un camping como Roberto Bolaño.  

¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es felíz?

Se puede escribir poesía en cualquier estado de ánimo, pero la calidad literaria es independiente del momento psíquico del autor. Hay bellísimas odas que celebran la vida, como el Cantar de los cantares o el Tao Te King, e inquietantes piezas maestras del desasosiego y la desesperanza, como Las flores del mal Los heraldos negros. Personalmente no escribo cuando estoy triste porque no me sale nada, o me parece muy malo. Puedo escribir de una manera simbólica sobre la tristeza, pero con algo de perspectiva, de distanciamiento. En realidad me gusta cultivar la alegría. Con los años he dejado atrás ese gusto casi morboso por la tristeza que se suponía debían tener los poetas. Ahora que lo pienso bien, el cliché del artista atormentado me parece un poco ridículo. Lo que necesitaba Nerval era un psiquiatra.  

En tu creación poética, ¿qué prevalece más: la idea, ¿la imagen o el uso del lenguaje?

La imagen y el uso del lenguaje. Las ideas me interesan mucho, pero me gusta más expresarlas y leerlas en prosa. La poesía, en mi caso, tiene que ver más con un proceso instintivo del subconsciente que con las estructuras ordenadas del pensamiento consciente. Creo que las imágenes y la musicalidad del lenguaje vehiculan mejor el impulso del subconsciente que las ideas. Las emociones y lo oculto de nuestra psiquis puede cobrar una gran belleza a través de la poesía. Debo aclarar que con la poesía no busco “lo bello”, porque las emociones y lo oculto de la mente no siempre lo son. Es solo una manera de elaborar lo que en realidad no sé decir.  

Bien puede que no sea tu favorito, pero ¿qué poema -y de quién- te hubiera gustado haber escrito?

Tergiversaciones, de León de Greiff, el más grande poeta colombiano que yo haya leído. Un coloso, un animal literario escandinavo nacido en las montañas de Antioquia, que a los diecisiete años escribía como Rimbaud a los quince, pero con un aire gongorino. Un arcaísta absolutamente renovador y pleno de potencia lírica. Un gigante.    

¿Cuáles son tus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?

Tengo muchas palabras favoritas en castellano, mi lengua amantísima, pero en este momento se me viene a la cabeza la palabra aljibe, que viene del árabe. Me hace pensar en un perro ladrándole a un río o en un ángel entrando a una mezquita. En inglés me gusta mucho la palabra knight, que de hecho me devuelve al español por El Quijote, pero también me agrada bastante su sonoridad como verbo. To knight someone – me encanta. La lista es larga, pero ahora mismo pienso en esas dos.  


Gaby Sambucetti nació en 1986 en Argentina y actualmente cursa una maestría de Literatura Latinoamericana en el King’s College de Londres. Su estudio de pregrado fue en Creative Writing en la Brunel University también de Londres. Es directora de la organzación literaria internacional La Ninfa Eco y ha dirigido eventos literarios del grupo Oxford Writer’s House. Entre sus publicaciones se cuentan los libros de poemas Al nudo lo que nos quitóLos vidrios aman quebrarse The Good, The Bad & The Poet. Este último título es bilingüe y está en el catálogo de Ediciones El Ojo de la Cultura. Sus textos han aparecido en revistas y publicaciones de más de una docena de países del mundo, en castellano y en traducción. Ahora es nuestro turno.

Mis sueños

Estoy tan cansada
de la gente que nos llama soñadores
por todo lo que hicimos bien.

Tenemos tantos problemas: las emisiones,
y la tala,

o ambas cosas,

o comer las partes de animales que no necesitamos,

mientras se llenan los periódicos con las caras no tapadas
*Anónimo son siempre los mismos.

El río está hecho de deshechos,
el desierto ya no es el Sáhara:

está en nuestras venas.

Hay una brisa en nuestra garganta

que desaparece lento.
Y la ciencia ya no puede más con nuestro desastre.

Un día soñar con lo que está bien va a ser

                                                         [tan humillante
que ya no nos van a llamar soñadores,
van a buscar nuevas formas de torturarnos.

Cerrar nuestros ojos va a ser tan ilegal,
que no vamos a poder ir a ningún lugar,
ni siquiera con los ojos cerrados.

Nos vamos a ver como una especie de Cristo,

separándose de la astillada cruz:
seremos su premio.
Y nuestros sueños nos van a atravesar las manos
como clavos de oro,
pero la sangre no va a caer esta vez

                                    [desde esa corona de espinas.

Algo más va a caer.

Algo invisible se derramará.

Pero quién quedará en pie

para sentirlo.

Narciso

Narciso

se
hunde
lento

Y resucita.

Entre

periodistas

desilusionados.

Levanta sus pies

azules,
en el mañana.

Narciso junta los fragmentos.
Arma una luna nueva.

Los mitos son reflejos
calcinados.

Narciso

tiene mil
espejos.

Nada perece. Nada permanece.

Narciso
fuga entre
las alas

de un
rompecabezas

d e s a j u s t a d o.

Y esos niños ciegos no pueden armarlo.

Ese es el final. Oficial
o reciclado.

Del narciso en diez
televisores
asesinado.

En una
noche
oscura

de ninfas
y bosques
no

identificados.

Mis vidrios

Tantos vidrios
nos separan
que tal vez
solo las piedras
puedan quebrar

nuestras distancias

Mis ídolos

Les voy a contar el secreto de muchos

                                                 [artistas consagrados:

Algunos están demasiado deprimidos,

                                                      [demasiado locos,
demasiado blancos,
demasiado ricos,
demasiado egocéntricos.
Incluso demasiado pedófilos o demasiado dealers.

Todos lo saben, pero muchos

                                           [los siguen consumiendo,
como parejas disfuncionales de un crimen secreto.

Lo siento –No sabía que estaban ahí,

No me crean lo que estoy escribiendo. No es cierto.
Los artistas son talentosos.

Si seguimos usando las palabras correctas.
Si seguimos elaborando discursos perfectos…

Nadie va a ver los cuerpos.
Las piedras en sus manos.
La furia de las moscas.

Voy a tomar esa maldita flor del invierno,
Se la voy a dar a ese nene del metro,
ese que me pide una moneda.

Él vio el disfraz.
Él sabe que esto es falso.

Él sabe.

Mi final

El final es el corazón de los versos.
Es el arte de bajar el volumen.
Si el espectáculo valió la pena,
deberías estar de alguna forma involucrado:
porque ahora somos amigos,
despidiéndonos.

Espero ser más que una hoja gris de la calle,
caída y pisada,
y a punto de dejar de ser visible en tu vida.

Esto es el final. Adiós.

***

Entrevista a Gaby Sambucetti

Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas o la ingeniería?

La vida es una elección constante: qué comprar, con quién estar, adónde ir o quedarse, qué leer, qué no leer, de quién enamorarse, con quién enojarse, qué pensar o qué no pensar. En esas pequeñas elecciones construimos un futuro. El futuro que construí es el que tengo hoy. En ese futuro/presente estoy diariamente en contacto con los libros y los escritores, con académicos, como también con personas de otras disciplinas artísticas. Siento que este presente era mi destino. Y era mi destino porque era trabajar en lo que me gusta, incluso cuando las condiciones son malas, cuando lo hago de manera voluntaria o cuando nadie más lo haría. Lo único que me sostiene en pie es el amor por ese trabajo. A veces, cuando estoy de mal humor, me pongo a escribir, a editar o a trabajar en algo. Cuando las cosas se ponen negras, trabajar me sana y me devuelve al ruedo. No me imagino como sería mi vida si me hubiera dedicado a la administración de empresas o la ingeniería. Tendría una pulsión diaria por volver al mundo artístico y literario. A las actividades que nos atraen no las podemos ignorar porque, tarde o temprano, nuestros cuerpos se rebelarían. Tenemos que ser fieles a nosotrxs mismxs en un mundo que nos enseña a no escucharnos.

De estas tres versiones sobre poesía, ¿con cuál te quedas -si te quedas con alguna- y porqué o por qué no?

José Emilio Pacheco: Oficio de poeta

Ara en el mar / Escribe sobre el agua.

Juan Gelman: Sobre la poesía

Habría un par de cosas que decir / Que nadie la lee mucho. / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.

Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito.  (Extracto del comienzo del Arco y la lira)

Podría elegir cualquiera de las tres, pero, en esta ocasión, me quedo con Octavio Paz. Me gusta mucho eso de ‘Pan de elegidos; alimento maldito’. Como dice un amigo, es un alimento maldito porque nos obliga a hacer algo con él. Es como que nos tiren un pan caliente en las manos, un pan que nos quema la piel, pero también nos alimenta. Esto empieza a sonar un poco a Vallejo: “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Esos golpes sangrientos son las crepitaciones/de algún pan que en la puerta del horno se nos quema”. Pienso que hay algo en el pan, algo sagrado y maldito. Este último tiempo aprendí a ver a la poesía en términos espirituales porque pienso que estamos en un presente que necesita volver a pensar en esos términos. Los escritores tenemos que conectar con la misión y los compromisos que tenemos, y esa misión tiene que enfocarse en algo inalcanzable, algo mucho más grande que nosotros mismos y que nuestra obra. Y eso es un ejercicio espiritual y revolucionario, un ejercicio que revela y crea otros mundos. Pienso que cualquier escritor tiene que preguntarse, aunque sea una vez, qué mundos está creando/revelando y para qué, y qué consecuencias va a tener eso.

¿Cuál es/son el/los prejuicio(s) o malentendido(s) que existe(n) sobre la poesía que más te molesta(n)?

Me molesta la falta de crítica que hay sobre el mundo literario, incluso la falta de crítica en el mundo en general. Es esa misma falta de crítica la que permite que las cosas siempre estén estáticas con las mismas reglas que benefician a unos pocos. Y es responsabilidad de todos cambiar nuestra realidad, aunque a veces parecería que la responsabilidad la tienen solo algunos. A veces cuando uno critica algo (de manera constructiva), a muchos les salta un costado apaciguador, el costado que refuerza el sistema. Como están todos esos refuerzos del sistema, nadie quiere enfrentarse con todo ese combo. Y, a su vez, muchas veces gente que está callada piensa lo mismo que los que saltan, pero se quedan atrás de los que van al frente porque tienen miedo. A veces la vida no es tan distinta a una guerra. Hay primeras líneas de combate, segundas y terceras. Y los que van primero suelen terminar peor que los que van
últimos.

¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es feliz?

En mi extraña percepción de la realidad, no solo se puede, sino que se debería. Pienso que los escritores tienen que tratar de ser felices, aunque la realidad sea dolorosa. Nuestra realidad individual es importante también. Es importante que estemos bien y sanos psicológicamente, algo que nos cuesta porque somos sensibles y tendemos a afectarnos más por todo. Por eso es importante tomar descansos, hacer terapia, escuchar música, caminar por parques, estar con gente que queramos e incluir en nuestras vidas todo lo que nos haga bien o neutralice un poco lo negativo. Creo que la imagen del poeta suicida tiene que reevaluarse. No es bueno que los poetas mueran por depresiones o por falta de contención. Para que no mueran, como para que no muera nadie, tienen que haber cambios sociales que empiecen desde las pequeñas acciones, como mencionaba anteriormente.

En tu creación poética, ¿qué prevalece más: la idea, la imagen o el uso del lenguaje?

Un buen poema es como un pastel: todos los ingredientes importan. Hay que medir las cantidades para que salga bueno.

Bien puede que no sea tu favorito pero ¿qué poema -y de quién- te hubiera gustado haber escrito?


Desayuno de Jacques Prévert fue uno de los primeros poemas que me atraparon y me hicieron querer ser poeta. Lo leímos con mi primera editora, que sigue siendo una de las mejores editoras que conozco, y posiblemente la razón por la cual soy poeta, María Emma Barbería (Argentina). Yo era más chica, fui a su casa y ella me hizo leerlo. Lo saco de su enorme y, para mí, especie-de-sagrada biblioteca, y me hizo leerlo.

Desayuno de Jacques Prévert fue uno de los primeros poemas que me atraparon y me
hicieron querer ser poeta. Lo leímos con mi primera editora, que sigue siendo una de las
mejores editoras que conozco, y posiblemente la razón por la cual soy poeta, María Emma
Barbería (Argentina). Yo era más chica, fui a su casa y ella me hizo leerlo. Lo saco de su
enorme y, para mí, especie-de-sagrada biblioteca, y me hizo leerlo.

Desayuno

Echó el café
En la taza
Echó leche
En la taza de café
Echó azúcar
En el café con leche
Con la cucharilla
Lo removió
Bebió el café con leche
Dejó la taza
Sin hablarme
Encendió
Un cigarrillo
Hizo aros
Con el humo
Echó la ceniza
En el cenicero
Sin hablarme
Sin mirarme
Se levantó

Se puso
El sombrero
Se puso
La capa de lluvia
Porque llovía
Y se fue
Bajo la lluvia
Sin una palabra
Sin mirarme
Y yo tomé
Mi rostro entre las manos
Y lloré

Me gusta como Jacques relata una separación, que es un momento tan bisagra para la vida de cualquier persona. Una separación es un momento que va a cambiar la vida de esa persona desde distintos lugares. Toda la vida sufrimos duelos y nos vamos a morir sin poder dejar de llorar como a los 14 años cuando perdemos física o emocionalmente a un ser querido. Este poema relata ese hecho tan movilizador desde los objetos. Hasta el final del poema parecería que la persona en la que recae la voz poética está desaparecida. De hecho, esa idea se refuerza en los versos que dicen, “sin una palabra/sin mirarme”. Y luego todo ese desinterés y toda esa invisibilidad que parecen inquebrantables finalmente se quiebran cuando la voz poética termina en el verso “y lloré”. A su vez, el autor también encontró el ritmo desde el movimiento de esos objetos, en “echó, echó…se puso, se puso”. Ese poema es muy simple y, sin embargo, nos puede hacer llorar como bebés. Y Prévert, en particular, sigue siendo uno de mis autores favoritos. Conozco muy pocos que logren desde lo simple desnudarnos de esa manera a nivel emocional.

De los poemas contemporáneos, me hubiera gustado escribir Money de Benjamin Zephaniah. Voy a compartir un fragmento:

Money make a rich man feel like a big man
It make a poor man feel like a hooligan
A one parent family feels like a ruffian
An those who have it won’t give you anything
Money makes your friend become your enemy
You start to see things very superficially
Your life is lived very artificially
Unlike those who live in poverty
Money affects your ego
But money brings you down

Money causes problems anywhere money is found

Este poema está en distintas plataformas y se puede ver recitado. Creo que su magia radica en la forma en que es recitado. Tuve la suerte de verlo muchas veces en vivo porque fue mi tutor y este es un poema que atrapa, hace pensar y te capta totalmente en vivo. Eso es muy difícil de lograr en poesía, y Benjamin lo logra y lo superlogra. Es uno de los mejores poetas que vi en vivo recitando.

Podría nombrar muchos poemas que me hubiera gustado escribir:
Necesito más presentes / para borrar mis pasados (Francisco Javier Insa)
Yo soy sus delfines rosados / el caníbal reductor de cabezas / las líneas de Nazca / el brillo de mis ojos/mi país no existe / mi país soy yo (Enrique Bernales Albites)
La eternidad de los nidos de pájaro (Gabriela Guerra Rey)
La parca que nada entiende ante sus hermanas muertas / y su propio hilo / que yo le dejo al fin / entre sus manos. (Alejandro López Pomares)
La palabra es distancia / cuando lo que se dice no se entiende (Ezequiel Wolf)
Pido castigar la utilidad del alma (María Cleo Campuzano Marco)

De ese talento me nutro todos los días, tengo mucha suerte, ¿verdad? Me gustaría escribir los poemas de muchos de mis amigos/conocidos o colegas, lamentablemente no puedo escribirlos todos. También me gustan los poemas de otros escritores que no copio porque no están traducidos al español: Mariah Whelan, David Lee Morgan, Michelle Madsen, T M Ahmed Kaysher. Por lo pronto, les dejo esos versos que son bellísimos. Si Juan me invita a una segunda entrevista, comparto más poemas (Risas).

¿Cuáles son tus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?


Con una palabra sola no se hace mucho, a menos que la veamos en contexto. Y así pasa con la vida en general, nada que esté separado de un contexto nos resuena. Hay muchas palabras que me gustan, no podría hacer un recorte. Las palabras tienen que estar combinadas, en armonía. Son como notas musicales que dependen de un contexto en el que existen otras notas y silencios. Lo importante de las palabras, como pasa con la ropa o con un pastel, es que hay que saber combinarlas. Lo que está antes, después, arriba, abajo, afuera o adentro, todo eso va a hacer que una palabra resuene o no, se quede para siempre o se olvide.


Estos poemas están incluidos en Voces equidistantes, Antología de poetas latinoamericanos en Reino Unido que será publicada en Londres y Buenos Aires. Para más infomación sobre los títulos de Equidistancias y cómo publicar con ellos, pulsa aquí