Repetimos entrevista por partida doble como anticipo de la antología poética por parte de Ediciones Equidistancias de autores hispanohablantes residentes en Reino Unido -por publicarse a ambos lados del Atlántico- incluimos aquí a otros dos autores latinoamericanos antologizados y quienes han accedido a responder a algunas preguntas sobre ese mal entendido y mal pagado oficio que es escribir poesía


Leonardo Boix es un poeta argentino que vive y trabaja en el Reino Unido. Ha publicado dos libros de poesía en español Un Lugar Propio, 2015, y Mar de Noche, 2017, ambos con Letras del Sur Editora, además de un poemario en inglés Ballad of a Happy Immigrant (Penguin/Random House, 2021), que obtuvo un galardón especial del Poetry Book Society de Londres. Ha sido incluido en muchas antologías, entre ellas Ten: Poets of the New Generation (Bloodaxe), The Best New British and Irish Poets Anthology 2019-2020 (Eyewear Publishing) y Un Nuevo Sol: British Latinx Writers (flipped eye). Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas británicas e internacionales. Boix ha obtenido varios premios, incluidos el Bart Wolffe Poetry Prize 2018 y el Keats-Shelley Prize 2019.

El juicio final (1482)
Basado en ‘El Jardín de las Delicias’, de Jerónimo El Bosco


No es fácil entrar a la casa del infierno
hay que pedir permiso, un monstruo

encendido te hace pasar. El búho
protege la entrada. Los sapos decoran

la puerta del más allá. No grites, esperá:
El cardenal de rojo leerá tu testamento,

habrá mitad-animales. Tus pecados 
vendados, una espada te atravesará el pecho.

Tu segunda esposa llamó al cura para la unción.
Yo trago el monólogo in extremis detrás del sofá.

Sueños del demonio para el último baile.
Y canta: El juicio final está llegando.

Se mueve en un círculo perfecto, en sincronía.
Y canta: Ten piedad de nosotros.

Completa el tríptico. El hombre verde 
devora la carne, mira al paraíso.

Una flecha cruza su cabeza.
Parece muerto, la boca, los ojos semi abiertos.

Aún le sale fuego de adentro.
Una pincelada simple amarillo, rojo, magenta.


San Jerónimo (1490-1500)


Rezaba como vos, a lo muerto
¿pero a quién? ¿para qué?
       su cama, una piedra simple 
imperfecta. Bajala un poco, hijo
                hacé que se vaya el dolor. Un ruego, 
paisaje expandiéndose en tonos verdes.

        Como la suya, tu capa roja abandonada, 
un sombrero de paja en la orilla del río Lete. Vos—
reflejo 
que nunca volvió. 

Rezaste incrédulo. 
          Tu perro no quería abandonarte, lamió 
tus suturas secas. Más flaco— 
rama retorcida del árbol que nunca plantamos.

Sin ceremonias,
      el viento se detuvo.

           En el estanque cercano, 
la piel de un fruto seco naufragaba,
un pato de plástico 
                                    presentía tu muerte.  

De una isla con un puente caído, 
reapareció un pequeño pájaro muerto. Tal vez león— 
compañero del santo, leo te miraba 
desde la orilla.
Felino dócil, como flor de campo, fuera de lugar. 

Bajá la cama, hijo, más todavía, 
                  hacé que se vaya el dolor.        

Pájaros, -tus favoritos-, cantaron en el funeral.
                   Acostado, boca abajo
sobre la tierra, enriqueciendo el humus del limonero. 

Más allá de las rocas, un río serpenteando, una iglesia en desuso,
una granja que visitaste antes que naciera. 
Desde una rama alta
el venteveo te llamaba. 
Más tarde el fuego lo devoró todo. 

Cuando vino el cura, le contaste tus miedos. 
Nosotros dejamos la habitación, insectos
escapando a sus escondites,

y nunca más regresamos.


Cómo embalsamar un cuerpo
Basado en ‘La muerte y el avaro’ (1494) de Jerónimo El Bosco  

I

[Desvestir el cuerpo, dejarlo sobre la mesa de embalsamamiento] 

Fue llevado por una mariposa blanca y negra con cabeza de ratón, 
una rana cubría su pequeño pene, por debajo le brotaba sangre. 
Sus manos estaban atadas por la espalda. Tenía manchas púrpuras en la cara. 
Le escuché decir algo antes de jadear. ¿Un nombre? 
¿Un lugar en el que estuvimos juntos alguna vez? 

II

                 [Afeitar el rostro, limpiar las expresiones faciales. Llenar la cavidad oral, los ojos con algodón, las zonas hundidas de la cara, balancear la nariz para lograr una apariencia facial placentera antes de iniciar el proceso de embalsamamiento] 

Beso hueco. Sien hundida. Manos vacías. 
Un pájaro encaramado en la medianera lo mira. 

Parece dormido. Sueña con pequeños insectos: 
avispas, abejas, gorgojos en limones. Muy cerca, 

una salamandra moteada con un sombrero rojo 
cuenta las hojas caídas de un duraznero. Le faltan 
dos ojos. Después de muerto, su cara se volvió repugnante.


III

                   [Levantar la carótida o la arteria braquial. Cortar el cuerpo, buscando la arteria para inyectarle formol. Dependiendo del caso o preferencia del embalsamador, cualquiera de estas arterias puede ser utilizada para inyectarse el fluido embalsamador]. 

Estaba dolorido, nadie lo notaba. 
Con los días sus piernas cada vez más flacas. 
Huesos como astas de ciervo arropadas en ángulo. 

No había superficies suaves, sólo manchas, pequeños caminos 
sobre la piel, lagos estancados. Quería que lo llevaran 
a una torre circular. Pero no podía decirlo. 

Su voz de hielo
La salamandra sugirió un nicho arriba, en el 4to piso. 

IV

               [Inyectar el fluido embalsamador en la arteria, drenar las venas jugular, femoral o braquial, utilizando una máquina embalsamadora. Esta máquina inyecta formol en el cuerpo, mientras fuerza la salida de sangre]. 

Para cuando me fui a él le quedaba muy poco. Sus dedos 
no se movían como debían. Una última caricia. 

Gotas de sangre seca en sus uñas. 
¿Nos escuchás hablando de vos? 

Un suspiro, otro jadeo. La radio aún prendida: 
Olinda Bozán cantando ‘Saludo y se fue’.

V

               [Punzar, aspirar todos los órganos principales del torso utilizando una aguja trocar recta o curva para perforar la pared del tórax, conectada a un hidro-aspirador. Luego, la cavidad se rellena con una solución altamente concentrada de formol]. 

Dentro de la habitación todo era calma. Ninguna luz 
podía entrar desde el living. Llovió. Paró. 
Volvió a llover. El diario del domingo doblado cuidadosamente. 

Una almohada para la enfermera. Tu andador, 
criatura prehistórica ya sin uso. 
Un platito con comida que no podías tragar. 

Cajas apiladas de medicamentos de todos colores. 
Tu pañuelo escondido debajo de las sábanas manchadas. 
¿Escuchás la lluvia inundando el patio de atrás? 

Una voz baja burbujeando 
junto al tanque de oxígeno, 
agua destilada para humedecer la última frase. 

VI

           [Lavar bien el cuerpo. Usar un jabón especial germicida para desinfectar el cuerpo embalsamado]. 

Era demasiado tarde para las uvas, 
sin embargo vinieron los mirlos, uno por uno. 

Se fue juntando polvo debajo de tu sillón favorito. 
Yo me iba ese día, vos lo sabías de memoria. 

Te prometí que plantaría un limonero en tu honor.

VII

                      [Sellar las incisiones con costura, aplicar líquido adhesivo en la zona. Una vez que el cuerpo queda sellado, las incisiones deben ser cubiertas con plástico para evitar derrames]. 

Como estatuas tomadas de la mano, 
un secreto al mediodía, los labios se sellaron. 

Las células comenzaron a descomponerse rápido 
a medida que el corazón se detenía. 

El tuyo no. En la cocina 
esperaron que me fuera. 

Yo no podía levantar mis valijas.

VIII

[Vestir al cuerpo, prepararlo para su exposición].

Una voz entrecortada: ‘Como quien va
Para no volver, me miró al pasar
Saludó y se fue. ¡No lo he visto más!’. 

Todo ocurrió a las 18.20. Los árboles al costado
de la pista de despegue se volvieron ocre, colorados. 

Sicómoros. Eucalipto de las pampas. 
Su vuelo ascendía. La enfermera corría para dar la noticia. 

‘Como quien va, Para no volver,
Me miró al pasar, saludó y se fue. ¡No lo he visto más!’

***

Entrevista a Leo Boix

Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas o la ingeniería?

Porque es lo que realmente me apasiona. De todos modos, combino mi labor de poeta con la de periodista y traductor, suplementado así mis ingresos como ‘escritor’. Mi padre quería fue fuese ingeniero para ‘poder vivir bien’, pero pesó más la vocación por la poesía.

De estas tres versiones sobre poesía, ¿con cuál te quedas -si te quedas con alguna- y porqué o por qué no?

José Emilio PachecoOficio de poeta

Ara en el mar / Escribe sobre el agua.

Juan GelmanSobre la poesía

Habría un par de cosas que decir / Que nadie la lee mucho. / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.

Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito.  (Extracto del comienzo del Arco y la lira)

Me quedo con la observación de José Emilio Pacheco, un poeta y escritor que admiro mucho. Me interesa mucho esa idea de la poesía como algo efímero y pasajero, y por ende la labor del poeta, como una actividad breve, fugaz, perecedera.

Sí pudiese haber escogido su lengua nativa, ¿cuál sería y por qué?

Me seguiría quedando con el español. Es mi lengua materna y la que me permitió conocer el mundo en una primera instancia. No sería la misma persona si hubiera nacido en un mundo anglosajón, francés o chino. El inglés vino después en mi vida, y me abrió otras puertas. Siempre son bienvenidos los idiomas que se aprenden, cuántos más se conocen, más mundos se descubren.

¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es felíz?

Se debe. De la felicidad salen los mejores poemas. Los otros suelen caer fácilmente en el cliché, en la emoción fácil, en las sensiblerías. Se puede escribir desde la felicidad sobre temas difíciles, terribles si se quiere, incluso incorporando humor, ironía.

Yo creo que en general soy feliz cuando escribo, es cuando no escribo (y no leo) cuando me siento más  insatisfecho.

En tu creación poética, ¿qué prevalece más: la idea, ¿la imagen o el uso del lenguaje?

Depende del poema. En general trabajo con ciertas ideas que me permiten ir desarrollando secuencias de poemas. Por ejemplo, ahora estoy trabajando en una serie de sonetos en inglés con temática latinoamericana, y editando un grupo de haikus que escribí durante la pandemia. Escribí recientemente una serie de poemas a encargo inspirados en tangos de Astor Piazzolla y películas de Fernando ‘Pino’ Solanas. Tiendo a escribir poemas que son más bien narrativos, con imágenes concretas y precisas, pero siempre teniendo en cuenta qué tipo de lenguaje debo usar, el tono, modismos, giros, etc

Bien puede que no sea tu favorito, pero ¿qué poema -y de quién- te hubiera gustado haber escrito?

Tal vez ‘Límites’ de Jorge Luis Borges, un poema que aprendí de muy chico y que me trae muchas memorias de Buenos Aires. O ‘I Sing the Body Electric’ de Walt Whitman, este último un himno LGTB que no tiene desperdicio.

¿Cuáles son tus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?

Esta es una pregunta muy difícil de responder porque todo el tiempo tengo palabras favoritas que van cambiando dependiendo de cómo me sienta o  que haya leído ese día.  Por ejemplo, ahora estoy leyendo a Thom Gunn y me quedó grabada una palabra que me gusta mucho en inglés: unripened. Me gusta como suena, como vibra la ‘r’ y lo que significa: verde, tierno, sin madurar.

En español hay también muchas. Pero me quedo con Auriciento. Un neologismo que descubrí en el Altazor de Vicente Huidobro. Una palabra maravillosa y luminosa.


Alberto Paucar Cáceres nació en Tarata, Tacna, Perú en 1952. Hizo estudios de ingeniería industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú; Masters en México; Lancaster y Warwick. Doctorado en Manchester, Inglaterra. Es catedrático en la Universidad Metropolitana de Manchester, donde vive desde 1987. Es autor de Experto en Soledades (1978); A la caza del eterno ciervo (1983); Temporal de Ausencias (1985); Velero de humo abandona el reino (1993); Oficios de Trovador (Perú, 2006); Las flores de tu boca (2009); Cuaderno del Fauno (2017); Pícaro Monje; Mal de no verte; Poemas sobre el Atlántico (e-books-2018) y Obra Reunida (2018).

Interjección

Otra subida: “Avancen al fondo”.
Otro microbús; Línea 73
Otro asiento: Ventana.
Un empujón: Mueca.
Otra chica: Glúteos. 
Otro policía: Silbato.
Otra mirada: Neurótico.
Un recuerdo: Ángel.
Otro recuerdo: Teresa.
Otro empujón: Carajo.


Padre

Obrero de 
los caminos.
Ante ti
me inclino, 
y 
no tengo sombrero, como tú,
para 
quitármelo.

                                                  (De: Experto en soledades)

Urbanidad

Si por mi fuera:
En este mismo momento

Pero,
¿No crees que debemos guardar
cierto decoro en los tranvías?

Quijote en Manchester

por el victoriano canal camina 
imaginando los campos de alhucema,
el caliente, efervescente vaho, 
la gigante polvareda en el errante camino,
la templada nobleza de La Mancha.

quijada vencida a estos malos vientos, 
cansado, rendido y seco, 
aprieta la adarga, la tenue voluntad de vivir
que aún sobreviven en la mente hidalga.

sin molinos que lo aturdan
cruzando los filos del profundo invierno, 
coteja los últimos claros de la tarde, 
los desvelos, las crueldades del amor; 
memoriza unos cuantos nombres propios,
frescas lágrimas lavan, 
lamen el oxidado peto.

sabe que soñar es su destino
y escribir la sincopada pena, su condena;
en la ruma de libros no leídos, 
mentalmente acomoda una a una 
gastadas metáforas, amuletos, monedas, 
trinos, trovas que envejecen 
en castillos de hueso y polvo.

por un breve momento cree cabalgar
por las verdes colinas de la ajena patria que le cobija
y parece existir en la dulce dicha que le ofrecen
el lenguaje y la música de Inglaterra; 
pero vacila y lo abate la interminable lluvia, 
la desesperanza, la congoja que agrieta otra vez 
los suburbios del desconsuelo, 
rasgando las esquinas, los rescoldos del alma, 
haciendo más urgente la distante copla, 
las guitarras, la melodía y el materno signo: 
el guerrero castizo sonido de Castilla.

está solo y tiene miedo
pues sabe que el valor 
es también un don escaso 
que los avaros dioses demandan y prestan;
y sabiendo lejano el mar,
se resigna a no llorar.

dolor en bandolera, como puede, 
armado de viejas, heroicas hombrías
queja a queja, verso a verso, 
despacio, avanza:
celebra el asombro y la belleza de la noche, 
en la furia de la primera helada del año:
humilde y loco, cree balbucear una línea, 
desnudo, renace y se redime en la palabra,
la mínima, la  indecible;
asustado, resiste el afilado viento, 
compendia la sublime gloria de la derrota: 
los altos, esplendidos,
magníficos fracasos de su vida. 
                                                       (De: Las flores de tu boca)

***

Entrevista a Alberto Paucar Cáceres

Ya que no da para vivir, ¿por qué la poesía y no la administración de empresas o la ingeniería?

¡Interesante pero no puedo dejar de contradecir el tenor de esta pregunta!  Esto debido a que debo confesar que: ¡Yo soy Ingeniero Industrial de profesión. Estudié en la Universidad Nacional de Ingeniera, Lima y también he estudiado Administración de Empresas, tengo un Master en Administración de Empresas del TEC de Monterrey.

No pretendo alardear de estos logros, sucede que además de haberme servido para ganarme la vida con un trabajo estable, me permitieron disponer de tiempo para escribir. Lo que también quisiera puntualizar es que hoy en día hay pocos poetas “a tiempo completo”, aun los ‘poetas laureados’ combinan su tarea con otros trabajos.  Creo que el trabajar en un oficio diferente al quehacer poético, pero de gran ayuda en el proceso creativo y enriquece la tarea de escribir. Sino pensemos en T.S. Eliot que no vio nada malo en combinar su trabajo de banquero (Lloyd’s Bank en Londres) con su actividad de creación poética. Por otro lado, la división entre ciencia y arte es ciertamente artificial y, si reflexionamos, es reciente: desde tiempos sin memoria y hasta inicios del siglo XVII este fraccionamiento del conocimiento simplemente no existía. El conocimiento nunca se encajonó en silos sino todo lo contrario, en todas las actividades de la humanidad, el arte y la ciencia siempre se han alimentado y fertilizado mutuamente. Esto se hace visible en el renacimiento que nos dio claros ejemplos de la importancia de esa unión entre ciencia y arte. Galileo en 1609 apuntando al cielo de Padua con un telescopio, y por primera vez vio la luna veinte veces más grande, lo cual no solo incrementó el conocimiento científico, sino que también deleitó el alma al perpetuar su experiencia en hermosas acuarelas registrando ambas: exactitud astronómica y belleza. Luego si pensamos en Newton sabemos que sus escritos mezclaron desde la metafísica, matemática, filosofía hasta la alquimia. Más recientemente casos célebres incluirían a Borges en cuya prosa se interpolan sus abundantes lecturas de matemática (hay hermosos cuentos donde es claro que el cálculo matemático, la física cuántica, el concepto del infinito son temas centrales); otro caso es el de Sábato que fue reconocido físico nuclear antes de novelista y, por supuesto, en la poesía, Nicanor Parra, físico y poeta notable. Salvando las distancias y poniendo a un lado los casos famosos, personalmente puedo citar el caso de mi amigo Artidoro Velapatiño, poeta del grupo de poetas de Tacna quien ha demostrado que la práctica de la poesía y las matemáticas no son problema, y que la ciencia y el arte se entrelazan formando un puente en el camino de la creatividad.

De estas tres versiones sobre poesía, ¿con cuál te quedas -si te quedas con alguna- y porqué o por qué no?

José Emilio PachecoOficio de poeta

Ara en el mar / Escribe sobre el agua.

Juan GelmanSobre la poesía

Habría un par de cosas que decir / Que nadie la lee mucho. / Que esos nadie son pocos / Que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / Y con el asunto de comer cada día.

Octavio Paz: La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de elegidos; alimento maldito.  (Extracto del comienzo del Arco y la lira)

Con las tres. Una de las cosas que la ciencia de sistemas complejos me ha enseñado es que la realidad, física y abstracta, es decir el mundo real y conceptual es complejo y la única manera de entenderlo es tomando diferentes perspectivas. 

Las tres citas mencionadas (Pacheco, Gelman y Paz) contienen algo sobre el encanto, uso, visión, etc. de lo que es la poesía, todo ello está inmerso en los tres poemas anteriores. Al leerlos y releerlos, mi entendimiento sobre qué es la poesía no se ve disminuido, sino que emerge más enriquecido.  

Sí pudiese haber escogido su lengua nativa, ¿cuál sería y por qué?

He pensado mucho en esta pregunta. Divagué entre el italiano y el francés y creo que al final me decido por el Italiano. Ya lo sé, comparte mucho con nuestro castellano, pero su sonido a mí me atrae porque reconozco algo más viejo, la abundancia (más que en el castellano) del latín en su estructura y dicción. Si aun dudamos de la belleza del Italiano, leamos la primera estrofa del Canto I de Dante:

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.

¿Se puede o debe escribir poemas cuando se es felíz?

Creo que fue Vargas Llosa que una vez dijo: La felicidad es improductiva. Yo encuentro que la soledad me ha enseñado a vivir, a ser abierto, a escuchar a mi centro y me ha salvado del abismo muchas veces.

Recientemente Bryce ha dicho que la derrota es más abierta y receptiva que la victoria (sino miren cómo el que mete un gol corre y no escucha, dice, creo, Bryce). Con esto no quiero decir que yo me solace en la infelicidad, simplemente que es el material que más conozco y que siempre busco al escribir; la felicidad no me ha enseñado lo mismo o tal vez no lo sé decir en forma de poesía. Por otro lado, para mi es mejor escribir sobre mis experiencias. Trato de hacerle caso a Hemingway: escribir de lo que se conoce.

En tu creación poética, ¿qué prevalece más: la idea, ¿la imagen o el uso del lenguaje?

Diría que la imagen. Es un proceso retroalimentativo: Veo algo o imagino algo que me conecta con mi estado de ánimo y ese ánimo aumenta la fuerza o creo otra imagen. Tomo notas. El lenguaje es importante para mí. Como vemos en estos tres poemas anteriores, cada uno de los autores ha cincelado un lenguaje único que es producto de muchos intentos. No tengo el lujo de tener un editor, lo cual hace que emplee bastante tiempo en revisar y revisar. Mi problema luego se convierte en no saber cuándo dejar de corregir o sobre corregir. Dicho esto, mis hermanas son buenas correctoras y siempre me han ayudado en la edición de mis libros.

Bien puede que no sea tu favorito, pero ¿qué poema -y de quién- te hubiera gustado haber escrito?

Eso cambia con el tiempo. Creo que la respuesta sería indicativa de qué poeta leía y me gustaba en determinadas etapas de mi vida; años en que repetía de memoria estrofas de mi poeta favorito. Por ejemplo, en un tiempo leía mucho a Neruda y claro me hubiera gustado escribir: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche,/ escribir por ejemplo…”. (Observar que Neruda escribió sus ‘20 poemas de amor y una canción desesperada’ cuando tenía escasos 19 años!)

Más adelante leí (desordenadamente) a Vallejo, de esos tiempos aún están grabados en mi memoria:

Madre, me voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.

Pregunto: ¿A quién no le hubiera gustado escribir esas líneas?

En otras ocasiones, me identificaba con el poeta Tacneño, Juan Gonzalo Rose y repetía sus versos: 

Tengo en el alma una baranda en sombras.
A ella diariamente me asomo, matutino,
a preguntar si no ha llegado carta;
y cuántas veces
la tristeza celebra con mi rostro
sus óperas de nada. 

Es decir, hay varios poetas que quisiera haber sido. De cuando en cuando leo a Rumi o a Borges y me siento tan lejano de ese logro y me pregunto qué se sentirá al escribir tan bellos versos.

¿Cuáles son tus palabras favoritas en castellano y en inglés y por qué?

Usualmente pensamos que el lenguaje y las palabras tienen un carácter denotativo, que señalan entidades que están ahí en el mundo exterior. El biólogo chileno Humberto Maturana plantea que el lenguaje y las palabras tienen un carácter connotativo, es decir ‘sugieren’, ‘orientan’ respuestas en quien las escucha.  Siguiendo estas ideas, tengo varias palabras favoritas, estas son algunas:

En inglés:  Moon. Su pronunciación evoca, noche, plata (silver moon). Pero hay algo más: aun cuando en inglés, a diferencia del castellano, el artículo determinado (el/los, la/las, lo) no es necesario que concuerde con el género del sustantivo que sigue, aun así, para mí la palabra ‘moon’, denota género femenino. En otras palabras “the moon” para mí denota femenino; es más, también sugiere mujer y misterio; esto podría ser porque a su vez, ‘moon’ suena parecido a ‘womb’

Nightingale. Esta es otra palabra que me gusta. Su sonido casi suena como el cantar (‘tingale’) y claro sugiere también noche.  Sera también porque la asocio con el bello poema de Keats; ‘Ode to the nightingale’

En castellano: Me gustan muchas palabras. Tenemos la suerte de contar con música sonora en castellano. En algo que sospecho es opuesto al inglés. En el castellano, las vocales sumisas a las resonantes consonantes.

Tengo muchas favoritas, por ahora quedémonos con las palabras de clara herencia árabe (que empiezan con ‘Al’: Alhucema, Alfarero, Alborada, etc.  Dicho esto, y leyendo lo que puse arriba sobre Moon, también me gusta mucho la palabra Luna.


Estos poemas están incluidos en Voces equidistantesAntología de poetas latinoamericanos en Reino Unido que será publicada en Londres y Buenos Aires. Para más infomación sobre los títulos de Equidistancias y cómo publicar con ellos, pulsa aquí