Por Carlos Villacorta

 

Todo país, de alguna forma, deja de existir alguna vez.

Roberto Bolaño

 

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Un fantasma recorre la literatura, el fantasma de Roberto Bolaño. Ese fantasma se ha materializado en una infinita cantidad de personajes que han impregnado la imaginación de los lectores. Solo pensemos en los detectives salvajes de Ulises Lima y Arturo Belano; en el infame poeta Carlos Wieder; en la joven Bianca y el ciego fisicoculturista Maciste; en la poeta perdida Césarea Tinajero; en el joven aprendiz de poeta Juan García Madero; en el sacerdote de derechas Sebastián Urrutia Lacroix; en “la madre de todos los mexicanos” Auxilio Lacouture; o en el alemán Benno von Archimboldi, entre otros. A ellos se han unido los jóvenes chilenos Remo Morán y Jan Schrella de la novela póstuma El espíritu de la ciencia ficción (2016).

 

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En esta novela inconclusa (y acabada al mismo tiempo), los jóvenes Remo Morán y Jan Schrella enmarcan dos líneas de fuga que recorren toda la narrativa de Bolaño. Por un lado, Remo Morán, junto al poeta-motociclista José Arcos, se lanza a una investigación personal acerca de la proliferación de concursos literarios, talleres y revistas de poesía en la ciudad de México. Reflejos de otros personajes de la literatura bolañesca, Morán y Arcos entienden que tanto concurso, taller y revista son síntomas de una enfermedad que ataca a la literatura. Como un cáncer, estos actos anulan la originalidad y creatividad del verdadero escritor. Morán y Arcos, prefiguraciones de Ulises Lima y Arturo Belano, recorren la ciudad en busca de un elemento o de una persona que devuelva la fe a la literatura.

 

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Por otro lado, Jan Schrella representa la otra línea de fuga que encarna el espíritu del escritor, aquel que escribe, prácticamente aislado del mundo, en una buhardilla, cartas a escritores de ciencia ficción: a Alice B. Sheldon y su seudónimo James Tiptree Jr., James Haver (posiblemente un nombre inventado por Bolaño), Forrest J. Ackerman (creador del término sci-fi entre otros logros), Robert Silverberg, Fritz Leiber (uno de los padres de la literatura de espada y brujería), Úrsula K. Le Guin (quien no necesita presentación y a quién Schrella escribe dos veces), y Philip José Farmer. ¿Cuál es el propósito de estas cartas? En la carta a Alice B. Sheldon, Schrella le confiesa que él es un escritor de ciencia ficción, uno de los pocos en América Latina junto con un tal González, quien habría escrito una novela llamada posiblemente Invasión marciana, Vuelo a la nebulosa de Andrómeda o quizás El secreto de los Andes. ¿De qué trataba esta novela? En otra carta a James Haver, el joven le pregunta si el grupo de apoyo que Haver está creando en favor de los escritores latinoamericanos de ciencia ficción solo se va a preocupar de dar premios a los que “mejor describan un robot” o si va a dar un apoyo político a los jóvenes de América Latina. La ansiedad de Schrella refleja el debate entre el anhelado reconocimiento literario de los escritores del Sur versus un verdadero compromiso político y social de los escritores de Estados Unidos con sus semejantes en el Sur. Este llamado a la solidaridad se enmarca dentro de la muerte y desaparición de miles de jóvenes debido a las dictaduras latinoamericanas en los años setenta y ochenta. La literatura “ese oficio de valientes” es una guerra contra la página en blanco, pero también contra el autoritarismo estatal donde muchos han perdido la propia vida.

 

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En Palabras del espacio exterior, Bolaño comenta las consecuencias del golpe militar orquestado por Augusto Pinochet con apoyo de los Estados Unidos. En ese texto, el chileno recuerda las distintas voces que ordenan el ataque a la casa de la Moneda el 11 de septiembre de 1973. Estas voces “que no se consigue corporizar” producen una sensación de extrañeza cercana a aquello que Freud definió como “lo siniestro”: “voces que son ecos de un miedo inconexo ubicado en alguna parte de nuestro cuerpo” (Entre paréntesis, 79). La autoridad de la voz pura, o la pura voz sin cuerpo, nos remite a dos orígenes: por un lado, la voz que podría venir de otro planeta, posiblemente de alguna entidad invasora extraterrestre; y por otro, la voz que viene de nuestra propia conciencia y que no reconocemos porque nos da órdenes que no están acorde con nuestros valores. Por supuesto, ambas, pero especialmente la segunda, producen locura en quienes la oyen: caóticamente, ambas nos ordenan destruir: “Algunas órdenes son tajantes: se habla de matar en el acto, se habla de arrestos, se habla de bombardeos”. Al igual que Orson Wells quien narró la invasión marciana por radio en 1940, Bolaño recuerda un hecho real que parece sacado de una novela de ciencia ficción y que, sin embargo, fue un acontecimiento en el país del Sur y que marcó un antes y después en América Latina. El tema clásico de la ciencia ficción se actualiza en la lectura que Bolaño hace de los acontecimientos en Chile: la invasión extraterrestre que aniquila a la raza se concretiza en el golpe de Estado de Pinochet que en sus tres primeros años arrestó a 130 mil personas y a lo largo de su dictadura hizo desaparecer a 3000 personas y al menos 200 mil se exiliaron. ¿Sería esta la trama de la novela perdida El secreto de los Andes que Jan Schrella busca en México?

 

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En los borradores y apuntes de Bolaño a la novela, que la edición de Alfaguara agrega, se leen otros nombres de escritores que el chileno pensaba incluir en su novela: Norman Spinrad, Joe Haldeman, Joanna Russ, Alfred Bester, Theodore Sturgeon, Alan Dean Foster, Vonda McIntyre, y por supuesto George R.R. Martin, creador de la saga Canción de hielo y fuego mejor conocida por su adaptación a la televisión Juego de Tronos. Para Bolaño, las fronteras de la literatura son aporías donde los géneros se difuminan o mezclan, y se interconectan. La ciencia ficción pertenece a ese género mayor que es la ficción especulativa que incluye, además, a la fantasía, el terror, la ficción utópica y distópica, la ficción apocalíptica y post-apocalíptica, y la ucronía o historia alternativa. ¿Es Bolaño un escritor de ciencia ficción? No estrictamente. Solamente el libro Latin American Science Fiction: Theory and Practice editado por los investigadores J. Andrew Brown y M. Elizabeth Ginway contiene un artículo sobre Bolaño como escritor de ciencia ficción. En este artículo llamado Bolaño and Sciencie Fiction: Deformities, el escritor chileno Álvaro Bisama plantea que Bolaño se aproxima a la ciencia ficción desde la distorsión, es decir, desde “una escritura que interviene y recompone una historia original para darle un nuevo significado” (81). Efectivamente, Bolaño retoma argumentos de otros escritores, en este caso norteamericanos, y los actualiza en el contexto de América Latina. Así, el futuro no es un número distante sino uno del presente. La invasión tan temida ya ha ocurrido.[1] El espíritu de la ciencia ficción narra el momento posterior en un México donde la proliferación de talleres de poesía son el primer evento claro de la invasión literaria.

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Afirma Úrsula K. Le Guin en su prólogo a La mano izquierda de la oscuridad: “El propósito de un experimento pensado, término utilizado por Schrodinger y otros físicos, no es predecir el futuro; de hecho, el más famoso experimento mental de Schrodinger viene a demostrar que el ‘futuro’, a nivel cuántico, no se puede predecir, pero sirve para describir la realidad, el mundo actual. La ciencia ficción no es predictiva; es descriptiva”.

 

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El crítico Felipe Ríos afirma que en América Latina: “el género parece haberse trabajado con mayor provecho cuando se toca indirectamente, cuando sus temáticas o formulaciones se desplazan y ocupan un sitio funcional, o bien cuando los momentos son cifrados en tensa relación entre la literatura y el cine, donde al adaptarse a este último soporte narrativo, las historias no tienen más opción que diversificarse”. (124) Es el caso de La velocidad de las cosas (1998) o Mantra (2001) del argentino Rodrigo Fresán, o de Caja Negra (2006) y Música Marciana (2008) del chileno Álvaro Bisama. En el caso de Bolaño, su mayor fuente de inspiración es la realidad latinoamericana que “es lo más parecido que hay a la colonia penitenciaria de Kafka” (Entre Paréntesis, 96). En ese sentido, la ciencia ficción bolañesca es distorsión, actualización y descripción de la realidad de América Latina.

 

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En el cuento Enrique Martín, publicado en el libro Llamadas telefónicas (1997), el personaje del mismo nombre envía sobres sin remitente al amigo Arturo Belano conteniendo, el primero, unos dibujos que simulan ser un mapa junto a operaciones matemáticas que no arrojan un número comprensible:

 

3860 + 429777 – 469993? + 51179 –

588904 + 966 – 39146 + 498207856 (48)[2]

 

El segundo sobre contiene lo que Belano entiende como una prolongación del mapa anterior, esta vez describiendo una cueva. ¿Qué es lo que Martín ha encontrado en esas cuevas de Cataluña en su búsqueda de platillos voladores? No lo sabemos. Poco después en la historia, Martín reaparece para dejar, esta vez en persona, un nuevo sobre sellado que le pide a Belano que no abra y cuide con su vida. Visiblemente preocupado, Martín vuelve a desaparecer. La última misiva que recibe de él es acerca de su participación en el “famoso Congreso Mundial de Escritores de Ciencia Ficción”. Narra Belano:

 

[…] el resto de la carta era confuso. Hablaba de un escritor francés cuyo nombre no me sonaba de nada que afirmaba que los extraterrestres éramos todos, es decir todos los seres vivientes del planeta Tierra, unos exiliados, decía Enrique, o unos desterrados. Después hablaba del camino seguido por el escritor francés para llegar a tan descabellada conclusión. Esta parte era inteligible. Mencionaba a la policía de la mente, hacía conjeturas acerca de túneles dimensionales, se enredaba como si estuviera escribiendo un poema. La carta terminaba con una frase enigmática: todos los que saben se salvan. Después venían los saludos y recuerdos de rigor. Fue la última vez que me escribió. (52)

 

Tal vez lo que más llama la atención de este fragmento es que Belano diga que la carta “se enredaba como si estuviera escribiendo un poema”. Claramente, los dos géneros se unen en un discurso que no puede ser descifrado por quien lee. En este caso, tanto la poesía como la narrativa de ciencia ficción comparten entre sí la imposibilidad de ser comprendida. No existe una forma de traducir ese lenguaje a uno inteligible. ¿Está siendo realmente perseguido o es solo paranoia?

Como en mucha de su literatura, Bolaño no resuelve el misterio del amigo escritor. Todo lo contrario, añade aún más hechos inexplicables a la historia: Martín se suicida a los pocos días dejando unos números escritos en la pared de su casa; se descubre que nunca trabajó para la revista Preguntas & Respuestas; finalmente se abre la hipótesis de que alguien lo hubiera asesinado. ¿Por algo que vio en las cuevas? Belano no lo afirma ni lo desmiente, sino que agrega un último giro al cuento: al abrir el paquete que el amigo le había dejado, en busca de alguna pista que diera solución al misterio, Belano se da con una nueva sorpresa al no encontrar planos ni mensajes cifrados, “sólo poemas escritos a la manera de León Felipe, a la manera de Blas de Otero y de Gabriel Celaya. Aquella noche no pude dormir. Ahora era a mí al que le tocaba huir” (55). Si la literatura, la poesía o la ciencia ficción se platean como una salvación, el cuento Enrique Martín anula esa posibilidad.

 

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Entre las acepciones que la DRAE propone para el término fantasma encontramos esta: “Amenaza de un riesgo inminente o temor de que sobrevenga”. Por ejemplo: El fantasma de la sequía.

 

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Otro fantasma o espectro recorre la literatura: la ciencia ficción. ¿Cuál ciencia ficción? Aquella que se escribe con números indescifrables, con cartas desesperadas desde el fin del mundo, con diarios y manuscritos que esconden que el mundo ha sido invadido y/o se vive una conspiración para destruirlo. La primera etapa de escritura de Roberto Bolaño se puede inscribir dentro de un anhelo de ser oído por una voz solidaria que comprenda la gravedad del asunto. Sin embargo, sus obras mayores (Los detectives salvajes, Estrella distante, 2666) se alejan de esa posibilidad afirmando que ya no hay esperanza. 2666 retoma de The screwfly solution de Alice Sheldon el mismo argumento: un virus ataca a la humanidad y los hombres están asesinando a las mujeres. Bolaño actualiza la historia con el feminicidio en México y la expande a todo el siglo XX. El número 2666 no es ningún referente del futuro, es su actualización en un México sin salida.

 

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En una de sus últimas entrevistas, Roberto Bolaño menciona que el subdesarrollo permite la aparición de grandes obras de literaturas pero no de otros subgéneros o géneros considerados menores (The Last Interview, 58). Partiendo de esta idea, Bolaño sugiere que su literatura es básicamente realista aunque admite que le gustaría ser un escritor de lo fantástico como lo es el escritor de ciencia ficción norteamericano Philip K. Dick. Sin embargo, a Bolaño la literatura de Dick le parece cada día más y más realista. Si la ciencia ficción es realista, significa que tiempo y espacio se han comprimido para dar paso al horror. Ese es el verdadero fantasma.

 

 

[1] Otro ejemplo es la novela gráfica El eternauta (1957-1959), escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López, que narra la invasión alienígena al planeta y la  lucha contra ella en Buenos Aires.

[2] El resultado de la operación es 49759595 y no 2666.

 

 

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Carlos Villacorta Gonzáles

Escritor. Ha publicado los poemarios El grito (2001), Tríptico (2003), Ciudad Satélite (2007) y Materia Oscura (2017); y la novela Alicia, esto es el capitalismo (2014). Sus poemas y cuentos han aparecido en español, inglés y francés en varias revistas y antologías. Además ha publicado el libro Poéticas de la ciudad. Lima en la poesía de los setenta (Argentina, 2017), así como ha co-editado la Antología Binacional de Cuento / Poesía Perú-Ecuador 1998-2008 (Perú, 2009) y Los relojes se han roto: Antología de poesía peruana de los noventa (México, 2005). Su investigación sobre poesía y narrativa latinoamericana contemporánea ha aparecido en diversas revistas como Inti: Revista de Literatura Hispánica, Intermezzo Tropical, la Revista Koreana de Estudios Hispánicos, la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Actualmente es profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Maine.

 

carlos.villacorta.g@gmail.com / www.elsilenciodeulises.wordpress.com

 

 

Bibliografía

 

Bolaño, Roberto. El Espíritu de la Ciencia Ficción. Barcelona: Editorial Anagrama, 2016.

—,Roberto Bolano: The Last Interview: And Other Conversations Trans. Sybil Perez.

Introduction by Marcela Valdes. Brooklyn, NY: Melville House Publishing, 2011.

—, “Enrique Martín”. Cuentos, Barcelona: Editorial Anagrama, 2010, 41-55.

—, Entre paréntesis. Barcelona: Editorial Anagrama, 2005.

Ginway M. Elizabeth and J. Andrew, eds. Latin American Science Fiction: Theory and Practice.

Brown. New York: Palgrave Macmillan, 2012.

Le Guin, Ursula. The Left Hand of Darkness . [S.l.]: Penguin Publishing Group, 2000.

Ríos Baeza, Felipe. Roberto Bolaño Una narrativa en el margen. Valencia: Tirant lo Blanch,

2013.